Recuento histórico y proyección de la Reunión Americana de Genealogía
Javier Sanchiz Ruiz
Instituto de Investigaciones Histórcias
Universidad Nacional Autónoma de México
Para ver esta charla con fotos, copiar este link en su ventana de Internet:
http://issuu.com/acadomgenher/docs/sanchiz__javier_-_recuento_histo__r
o este solo las fotos:
http://issuu.com/acadomgenher/docs/sanchiz__javier_-_discurso_inaugura
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Es realmente un honor dirigirme a Uds. en esta primera sesión dedicada al “Recuento histórico y la proyección de la Reunión Americana de Genealogía” teniendo como escenario una ciudad como Salt Lake City, que es “la Meca” para quienes nos dedicamos a la genealogía, y como patrocinadores en primer lugar a la Brigham Young University, institución en la que históricamente el alumnado ha accedido a un aprendizaje intensivo bajo principios rectores tales como el compromiso con la excelencia y la plena realización del potencial humano.
Y por supuesto a esa otra institución patrocinadora Familysearch.org a quien sin ningún pudor quiero agradecer públicamente no sólo la presente organización, sino algo más: haber hecho posible un sueño, añorado desde niño: tener en mi casa todos los archivos parroquiales que yo quería consultar.
Un honor, por otro lado inmerecido, pues me toca desarrollar una labor de cronista de las Reuniones de Genealogía, en las que hoy hay personalidades con mucha mayor antigüedad en la asistencia, que debería ocupar el uso de la palabra como por ejemplo el Dr. Yves de la Goublaye de Menorval, quien asistió por vez primera en 1997 a la VII Reunión que tuvo lugar en Córdoba, Argentina, ha presidido y organizado en dos ocasiones (1998 y 2003) la Reunión Americana y podemos considerarlo entre los asistentes a la presente edición el Decano, o nuestro anfitrión el profesor George Ryskamp.
Un honor, por otro lado inmerecido, pues me toca desarrollar una labor de cronista de las Reuniones de Genealogía, en las que hoy hay personalidades con mucha mayor antigüedad en la asistencia, que debería ocupar el uso de la palabra como por ejemplo el Dr. Yves de la Goublaye de Menorval, quien asistió por vez primera en 1997 a la VII Reunión que tuvo lugar en Córdoba, Argentina, ha presidido y organizado en dos ocasiones (1998 y 2003) la Reunión Americana y podemos considerarlo entre los asistentes a la presente edición el Decano, o nuestro anfitrión el profesor George Ryskamp.
Para los neófitos que nos acompañan, la Reunión Americana de Genealogía (RAG) agrupa a investigadores y estudiosos de la conformación de los grupos familiares que proceden sobre todo de América Latina, y la Península Ibérica, por lo general vinculados a Academias, Institutos, Centros y Sociedades dedicadas al estudio de la genealogía y la heráldica.
Tiene como misión promover el encuentro, discusión y difusión de unas disciplinas tradicionalmente vistas como ciencias auxiliares o instrumentales de la historia (la Genealogía, la Heráldica, la Nobiliaria) y organiza congresos periódicos desde 1961. En este ya largo trayecto las reuniones se han convertido en un foro recurrente y la posibilidad de contar con un punto de encuentro para dialogar con algunos de los más prestigiosos investigadores de estos campos. Conocer las publicaciones de los colegas del extranjero así como de algunas reveladoras novedades en la investigación y que vinculan a numerosos grupos familiares objeto de estudios en varios países de América y la Península Ibérica.
Tiene como misión promover el encuentro, discusión y difusión de unas disciplinas tradicionalmente vistas como ciencias auxiliares o instrumentales de la historia (la Genealogía, la Heráldica, la Nobiliaria) y organiza congresos periódicos desde 1961. En este ya largo trayecto las reuniones se han convertido en un foro recurrente y la posibilidad de contar con un punto de encuentro para dialogar con algunos de los más prestigiosos investigadores de estos campos. Conocer las publicaciones de los colegas del extranjero así como de algunas reveladoras novedades en la investigación y que vinculan a numerosos grupos familiares objeto de estudios en varios países de América y la Península Ibérica.
Preparar un “Recuento histórico de las Reuniones Americanas de Genealogía”, ha constituido realmente un reto, posiblemente mayor que el que supone elaborar una genealogía ajena, y descubrir la ya imperante necesidad de elaborar no sólo una historia de las mismas, sino incluso cuestionarse si no tendríamos que designar oficialmente un “cronista oficial”; labor que en los últimos tres años ha asumido, motu proprio, Luis José Prieto Nouel, difundiendo por la Red, todo lo que ha acontecido sobre nuestras recientes ediciones de la Reunión Americana.
XVIII ediciones de nuestros encuentros son realmente un logro meritorio, realizado a lo largo de casi 52 años. Y haber cumplido 52 años tiene un especial significado, si atendemos las raíces prehispánicas de una gran parte de nuestros ancestros americanos. Tanto para los mayas, como para los mexicas, el xiuhmolpilli o atado de cañas que correspondía a 52 años, simbolizaba: el siglo indígena; y cada 52 años había una renovación de lo existente y se encendía el llamado Fuego Nuevo.
En este sentido podemos hablar de que la “Reunión Americana” ha cumplido ya un ciclo.
XVIII ediciones de nuestros encuentros son realmente un logro meritorio, realizado a lo largo de casi 52 años. Y haber cumplido 52 años tiene un especial significado, si atendemos las raíces prehispánicas de una gran parte de nuestros ancestros americanos. Tanto para los mayas, como para los mexicas, el xiuhmolpilli o atado de cañas que correspondía a 52 años, simbolizaba: el siglo indígena; y cada 52 años había una renovación de lo existente y se encendía el llamado Fuego Nuevo.
En este sentido podemos hablar de que la “Reunión Americana” ha cumplido ya un ciclo.
Desgraciadamente el paso de tiempo ha ocasionado que muchos de los gestores de la idea de las Reuniones Americanas, hayan fallecido, entre ellos es de justicia evocar la figura de Narciso Binayán Carmona, quien asistió desde 1961 a 2007 (sin faltar a ninguna de ellas) a las XIV ediciones que hasta entonces tuvieron lugar.
Al indagar sobre cómo se originó la primera Reunión Americana, pude constatar que si bien Binayan, de quien había oído decir que había sido el artífice de aquel conclave de amigos que se reunieron en San Juan, Argentina en 1961, no fue el único de la idea, y si lo está a quien de forma efectiva, debemos considerar no sólo el gestor de la idea, sino el que trabajó de forma ardua para que se llevase a efecto: Sergio Martínez Baeza, quien actualmente preside la Sociedad Chilena de Historia y Geografía.
Martínez Baeza, tuvo la brillante idea de escribir unas memorias relativas a aquella primera reunión y fueron publicadas en 2001 bajo el título 40° Aniversario de la Primera Reunión Americana de Genealogía y Etnología Sociológica (San Juan, Argentina, 11 a 15 de octubre de 1961). 1. Nombre que como vemos no tuvo éxito acortándose las posteriores convocatorias a Reunión Americana de Genealogía. El artículo de Martínez Baeza nos marca una doble necesidad, relatar cómo se han desarrollado los acontecimientos y generar una historia de las propias reuniones.
1 P. 253-265
1961 fue un año para recordar, repleto de buenas y malas noticias (como ocurre todos los años): John F. Kennedy juró su cargo como presidente de la nación y se convirtió en el presidente electo más joven de la historia de los Estados Unidos; en Liverpool, Reino Unido, tuvo lugar la primera actuación del grupo musical "The Beatles"; se produjo el desembarco de tropas anti-castristas en la Bahía de Cochinos (Cuba), con el fin de acabar con el régimen de Fidel Castro. En julio nacío la princesa Diana de Gales y en agosto Barak Obama. En octubre de 1961, además de estarse preparando al sur del continente el Congreso, y sin tener desde luego noticia de ello, mi madre me daría a luz en la Ciudad de México, sin sospechar que traía al mundo a un apasionado de la investigación genealógica.
Al indagar sobre cómo se originó la primera Reunión Americana, pude constatar que si bien Binayan, de quien había oído decir que había sido el artífice de aquel conclave de amigos que se reunieron en San Juan, Argentina en 1961, no fue el único de la idea, y si lo está a quien de forma efectiva, debemos considerar no sólo el gestor de la idea, sino el que trabajó de forma ardua para que se llevase a efecto: Sergio Martínez Baeza, quien actualmente preside la Sociedad Chilena de Historia y Geografía.
Martínez Baeza, tuvo la brillante idea de escribir unas memorias relativas a aquella primera reunión y fueron publicadas en 2001 bajo el título 40° Aniversario de la Primera Reunión Americana de Genealogía y Etnología Sociológica (San Juan, Argentina, 11 a 15 de octubre de 1961). 1. Nombre que como vemos no tuvo éxito acortándose las posteriores convocatorias a Reunión Americana de Genealogía. El artículo de Martínez Baeza nos marca una doble necesidad, relatar cómo se han desarrollado los acontecimientos y generar una historia de las propias reuniones.
1 P. 253-265
1961 fue un año para recordar, repleto de buenas y malas noticias (como ocurre todos los años): John F. Kennedy juró su cargo como presidente de la nación y se convirtió en el presidente electo más joven de la historia de los Estados Unidos; en Liverpool, Reino Unido, tuvo lugar la primera actuación del grupo musical "The Beatles"; se produjo el desembarco de tropas anti-castristas en la Bahía de Cochinos (Cuba), con el fin de acabar con el régimen de Fidel Castro. En julio nacío la princesa Diana de Gales y en agosto Barak Obama. En octubre de 1961, además de estarse preparando al sur del continente el Congreso, y sin tener desde luego noticia de ello, mi madre me daría a luz en la Ciudad de México, sin sospechar que traía al mundo a un apasionado de la investigación genealógica.
La Reunión se realizó en el sesquicentenario del nacimiento de Domingo Faustino Sarmiento, una escusa perfecta para buscar patrocinadores y apoyo; pues la contextualización de la Reunión en estos otros macroescenarios de festejos, han ayudado a convencer voluntades de cooperación.
Aquella primera reunión, transcurrió en “petit comité” no hubo un gran llamado a la comunidad internacional, y básicamente argentinos y chilenos, fueron los convocados. A pesar del éxito alcanzado, y de lo gratificante del diálogo que se produjo entre los asistentes, lo primero que llama nuestra atención es que pasaran 15 años sin que la Reunión tuviera secuelas.
Quince años, supone actualmente, en el calendario festivo del ciclo de la vida, la puesta de largo para las jóvenes en sociedad, y no sé si conscientes de esa mayoría de edad, o en la inconsciencia total, Ignacio Tejerina Carreras, presidente del Centro de Estudios Genealógicos de Córdoba, rescató del olvido la Reunión Académica y organizó a genealogistas y académicos para que en aquella ciudad que desde antaño mereciera el título de “la Docta” se llevase a cabo la II Reunión Americana.
Como había ocurrido en la primera Reunión, se enmarcó esta edición, dentro de los festejos que tenían lugar por el Bicentenario de la creación del Virreinato del Río de la Plata, y el encuentro duró los días del 12 al 14 de noviembre de 1976.
Las sesiones se realizaron en la vieja casona del virrey Marqués de Sobremonte, y los trabajos presentados evocaron a algunas figuras de conquistadores, genearcas de familias troncales que se ramificaron por los territorios de Chile, Argentina, Paraguay y Uruguay. No resulta extraño que si la primera Reunión había congregado principalmente investigadores del sur del Continente, la segunda, siguiese por los mismos derroteros y así los congresistas y público asistente, además del nutrido grupo de argentinos que llegaron de Buenos Aires, Salta, o Catamarca, el resto lo hizo estando próximos geográficamente al escenario (Chile, Uruguay y Paraguay) La reunión hizo hincapié sobre la vigencia de la genealogía y los enfoques que la disciplina había adquirido, marcando cómo se estaba contribuyendo al conocimiento de las historias nacionales.
Muy en la línea de trabajo que siempre ha marcado el discurrir del Centro de Estudios Cordobeses, en la Reunión se aprobaron recomendaciones metodológicas con el fin de que los Institutos y Centros de Estudios Genealógicos las pusieran en práctica. El Congreso se organizó bajo un temario estructurado en los siguientes cuatro apartados a) Vigencia y enfoque actual de la Genealogía, B) Contribución de la Genealogía a nuestras Historias Nacionales; C) Unificación de nomenclaturas en Genealogía; y D) Ponencias varias.
La clausura contó con un brillante discurso que dictó don Luis Lira Montt, Presidente entonces del Instituto Chileno de Investigaciones Genealógicas. Cabe la pena mencionar que don Luis (o don Lucho, como lo llaman cariñosamente sus colegas) era todo un líder académico que había traspasado las fronteras nacionales, y yo había empezado a seguirle la pista en sus artículos, siendo apenas un estudiante en España. Con la claridad que siempre le ha caracterizado, en aquel discurso el doctor Lira Mont manifestó: 2
2 “Homenaje al bicentenario del Río de la Plata”, Revista de Estudios Históricos, (Santiago de Chile, 1976), Año XXVIII, n. 21, p. 162-165.
3 La relatoría de gestación, organización y discurrir de la Reunión pueden seguirse en el informe publicado por la Revista de Estudios Históricos (Santiago de Chile, 1978, Año XXX, n. 23, p. 103-110) que elaborara Rafael Reyes Reyes, secretario general del Instituto.
“Hoy la genealogía ha adquirido una enorme importancia para lo que se denomina la Historia serial o estadística, en lo económico y lo social, los movimientos demográficos, los de la tenencia de bienes, los de herencia y de la evolución biológica- Por eso para emprender estudios genealógicos vastos es preciso trabajar en equipo con especialistas en diversas ciencias y, en lo posible con el apoyo de las universidades e institutos científicos”
Quiero llamar la atención en esa imperante vinculación que manifestó don Luis, con la Universidad, máxime, que hoy nuestro encuentro se encuentra auspiciado en un recinto universitario, y deberá seguir fortaleciéndose en el futuro.
Tocó a don Luis Lira, como Presidente de la Academia de Chile, tomar relevo para la siguiente Reunión, la tercera, que fue programada para dos años después (en año par) en la Ciudad de Santiago, los días 5, 6 y 7 de diciembre. Ese año de 1978, el Instituto celebró sus XXV años de vida.3
Si bien la convocatoria lanzada y los testimonios de adhesión e inscripciones previas auguraban un éxito sin precedentes, la situación política que atravesaba el país, incidió de forma decisiva en la asistencia final.
Entre los participantes procedentes de cuatro países, repitiendo Argentina, Chile, y Uruguay, se abrió la participación a España, Entre los asistentes estaban por supuesto Narciso Binayan Carmona. Y otros conocidos como Carlos Méndez Paz, Jorge Serrano Redonet, Vicente Cadenas y Vicente y María Matilde Garibaldi de Sabat Peset.
También entre el público chileno que asistió encontramos a investigadores en estas disciplinas que años después serían asiduos participantes como don Isidoro Vázquez de Acuña, y don Jose Miguel de la Cerda Merino.
Las sesiones se realizaron en la Sala Andrés Bello de la Biblioteca Nacional, y entre las actividades paralelas se realizó una exposición de Heráldica y Sigilografía. En aquella ocasión se escogió un triple tema: A) Tendencias actuales de las investigaciones genealógicas, B) Aporte de la ciencia genealógica al estudio y difusión de la Historia Americana, y c) Fuentes y Archivos para la Investigación genealógica” Tocó a Luis Lira el discurso inaugural, en donde además del encuadre de la Reunión en el aniversario del Instituto, llama la atención recogiese el éxito del libro “Raices” de Alex Hailey y la serie televisiva resultante.
Se enmarcó la celebración de la Reunión en el bicentenario del natalicio de los próceres máximos de Chile y Argentina, los libertadores Bernardo O’Higgins y José de San Martín.
A Vicente de Cadenas correspondió el discurso de clausura, de entre sus párrafos quiero traer a la memoria lo siguiente;
“La realidad es que la Genealogía no se ha estudiado bajo el aspecto técnico y podríamos decir académico en ningún sitio. Los conocimientos se van adquiriendo con la práctica, pero esto, indudablemente para el panorama que se presenta en el futuro de esta ciencia es excesivamente escaso y lento. Por esa razón se impone el conocimiento de las técnicas genealógicas, tanto para la investigación, como para la ubicación de fondos, pero ello requiere una enseñanza programada y concreta. Y de ahí llegamos a la conclusión de la necesidad de las Escuelas de Genealogía en donde se impartan enseñanzas de la técnica genealógica, los conocimientos fundamentales para la investigación y otra serie de noticias prácticas para la búsqueda de documentos bajo los diferentes y distintos aspectos de cada una de sus aplicaciones”4
4 Idem, p. 119-120
La Reuinón de Santiago de Chile, incluyó en su programa una serie de actividades sociales y protocolarias Museos, Comida en el Club Unión. Cocteles en residencias palaciegas, entrega de Medallas conmemorativas, y un largo etcétera que parecen marcaría el desarrollo de posteriores encuentros.
Los trabajos resultantes de la Reunión fueron publicados ese mismo año, en un esfuerzo editorial digno de mención en la Revista del Instituto Chileno.
Leer la cantidad de gente inscrita que no llegó al congreso (ponentes, público, autoridades confirmadas) nos muestra lo frustrante que debe haber sido para el esfuerzo de los organizadores, algo que se repite por desgracia, en cada una de las Reuniones, y en donde junto con las causas de fuerza mayor, uno se enfrenta con el mayor catálogo de excusas, que llegan a escapar a la imaginación más rocambolesca.
No sé qué tanto haya afectado lo anterior, pero después de la Reunión de Chile, pasarían otros ocho años sin que país alguno se decidiera por volver a convocar. Una vez más la iniciativa de Ignacio Tejerina, respaldada por todo el Centro de Estudios Genealógicos de Córdoba, en Argentina, permitieron dar continuidad a la Reunión, los días 9, 10 y 11 de mayo de 1986.
2 “Homenaje al bicentenario del Río de la Plata”, Revista de Estudios Históricos, (Santiago de Chile, 1976), Año XXVIII, n. 21, p. 162-165.
3 La relatoría de gestación, organización y discurrir de la Reunión pueden seguirse en el informe publicado por la Revista de Estudios Históricos (Santiago de Chile, 1978, Año XXX, n. 23, p. 103-110) que elaborara Rafael Reyes Reyes, secretario general del Instituto.
“Hoy la genealogía ha adquirido una enorme importancia para lo que se denomina la Historia serial o estadística, en lo económico y lo social, los movimientos demográficos, los de la tenencia de bienes, los de herencia y de la evolución biológica- Por eso para emprender estudios genealógicos vastos es preciso trabajar en equipo con especialistas en diversas ciencias y, en lo posible con el apoyo de las universidades e institutos científicos”
Quiero llamar la atención en esa imperante vinculación que manifestó don Luis, con la Universidad, máxime, que hoy nuestro encuentro se encuentra auspiciado en un recinto universitario, y deberá seguir fortaleciéndose en el futuro.
Tocó a don Luis Lira, como Presidente de la Academia de Chile, tomar relevo para la siguiente Reunión, la tercera, que fue programada para dos años después (en año par) en la Ciudad de Santiago, los días 5, 6 y 7 de diciembre. Ese año de 1978, el Instituto celebró sus XXV años de vida.3
Si bien la convocatoria lanzada y los testimonios de adhesión e inscripciones previas auguraban un éxito sin precedentes, la situación política que atravesaba el país, incidió de forma decisiva en la asistencia final.
Entre los participantes procedentes de cuatro países, repitiendo Argentina, Chile, y Uruguay, se abrió la participación a España, Entre los asistentes estaban por supuesto Narciso Binayan Carmona. Y otros conocidos como Carlos Méndez Paz, Jorge Serrano Redonet, Vicente Cadenas y Vicente y María Matilde Garibaldi de Sabat Peset.
También entre el público chileno que asistió encontramos a investigadores en estas disciplinas que años después serían asiduos participantes como don Isidoro Vázquez de Acuña, y don Jose Miguel de la Cerda Merino.
Las sesiones se realizaron en la Sala Andrés Bello de la Biblioteca Nacional, y entre las actividades paralelas se realizó una exposición de Heráldica y Sigilografía. En aquella ocasión se escogió un triple tema: A) Tendencias actuales de las investigaciones genealógicas, B) Aporte de la ciencia genealógica al estudio y difusión de la Historia Americana, y c) Fuentes y Archivos para la Investigación genealógica” Tocó a Luis Lira el discurso inaugural, en donde además del encuadre de la Reunión en el aniversario del Instituto, llama la atención recogiese el éxito del libro “Raices” de Alex Hailey y la serie televisiva resultante.
Se enmarcó la celebración de la Reunión en el bicentenario del natalicio de los próceres máximos de Chile y Argentina, los libertadores Bernardo O’Higgins y José de San Martín.
A Vicente de Cadenas correspondió el discurso de clausura, de entre sus párrafos quiero traer a la memoria lo siguiente;
“La realidad es que la Genealogía no se ha estudiado bajo el aspecto técnico y podríamos decir académico en ningún sitio. Los conocimientos se van adquiriendo con la práctica, pero esto, indudablemente para el panorama que se presenta en el futuro de esta ciencia es excesivamente escaso y lento. Por esa razón se impone el conocimiento de las técnicas genealógicas, tanto para la investigación, como para la ubicación de fondos, pero ello requiere una enseñanza programada y concreta. Y de ahí llegamos a la conclusión de la necesidad de las Escuelas de Genealogía en donde se impartan enseñanzas de la técnica genealógica, los conocimientos fundamentales para la investigación y otra serie de noticias prácticas para la búsqueda de documentos bajo los diferentes y distintos aspectos de cada una de sus aplicaciones”4
4 Idem, p. 119-120
La Reuinón de Santiago de Chile, incluyó en su programa una serie de actividades sociales y protocolarias Museos, Comida en el Club Unión. Cocteles en residencias palaciegas, entrega de Medallas conmemorativas, y un largo etcétera que parecen marcaría el desarrollo de posteriores encuentros.
Los trabajos resultantes de la Reunión fueron publicados ese mismo año, en un esfuerzo editorial digno de mención en la Revista del Instituto Chileno.
Leer la cantidad de gente inscrita que no llegó al congreso (ponentes, público, autoridades confirmadas) nos muestra lo frustrante que debe haber sido para el esfuerzo de los organizadores, algo que se repite por desgracia, en cada una de las Reuniones, y en donde junto con las causas de fuerza mayor, uno se enfrenta con el mayor catálogo de excusas, que llegan a escapar a la imaginación más rocambolesca.
No sé qué tanto haya afectado lo anterior, pero después de la Reunión de Chile, pasarían otros ocho años sin que país alguno se decidiera por volver a convocar. Una vez más la iniciativa de Ignacio Tejerina, respaldada por todo el Centro de Estudios Genealógicos de Córdoba, en Argentina, permitieron dar continuidad a la Reunión, los días 9, 10 y 11 de mayo de 1986.
Con esta segunda ocasión el profesor Tejerina, se ganaba el honroso título del “salvador de las Reuniones Americanas”
Foto de Ana Maria Whiteside
El lapso temporal tuvo también consecuencias respecto a la afluencia americana a la IV Reunión, asistiendo delegados exclusivamente de Uruguay, Chile y Argentina, si bien hubo más de 30 trabajos presentados en el local del Jockey Club. Cabe destacarse que el origen de los participantes en la sesiones propició se privilegiaran trabajos relativos a su país de origen y proliferaron los trabajos sobre familias cordobesas y de sus alrededores, si bien con aportaciones novedosas por tratarse de colectividades contemporáneas como las ponencias sobre “Los sirio-libaneses en el país, su inserción y organización en la ciudad de Córdoba” o el de “Asentamientos en el siglo XIX de inmigrantes italianos en Zanjón, departamento capital , provincia de Santiago del Estero” Junto a ellos no faltaron trabajos de gran repercusión por el alcance territorial de las familias investigadas, como fue el caso del trabajo de Álvaro Castellón Covarrubias que desarrolló la descendencia de don Francisco Gasco de Velasco en Chile, Ecuador, Perú, Argentina, Cuba y México y otros más universales como el de “Genealogías de ficción en la literatura”.
Seis años más y de nuevo Córdoba, ante la ausencia de institución convocante, realizaría la Quinta Reunión Americana de Genealogía, 3 al 5 de noviembre de 1992, congregando de nueva cuenta a numerosos investigadores, mayoritariamente argentinos, y en donde por ejemplo Hernán Carlos Lux Wurm, ya difunto, presentaría un trabajo que revelaría descendencia y mestizaje resultado de las relaciones extramaritales de población blanca con las esclavas, como ejemplificó con el linaje Cabrera. Trabajo que quedó inédito, como muchos otros a lo largo de estos primeros años de andadura, y que ante una falta de sistematización de haber concentrado la información y su difusión, convierten la historia y recuento de las Reuniones Americanas en un auténtico rompecabezas por resolver.
¿Quiénes fueron todos los ponentes? ¿País de procedencia? ¿Trabajos presentados y su contenido? Y algo asimismo muy importante para la historiografía de nuestra disciplina ¿Qué trabajos resultados de las Reuniones fueron publicados, bien en Memorias o incluso en otras Revistas? ¿Cuáles quedaron inéditos? A ello habría que sumar la fiel relación de asistentes y la crónica social paralela desarrollada en esos días, en donde muchas veces pueden haber surgido, inquietudes de trabajo o propuestas de los mismos, y que permitirán en un futuro entender escenarios en los que pudieron desarrollarse redes de intereses.
Sirva de ejemplo de esas grandes lagunas para mí, poder decir brevemente que ocurrió en la VI Reunión Americana de Genealogía desarrollada del 23 al 25 de noviembre de 1995 en la ciudad de La Plata, donde la única información que he podido recabar en el tiempo disponible para preparar este discurso, se limita a saber que fue planeada de forma conjunta con las Primeras Jornadas Platenses de Genealogía y Heráldica y que contó con una asistencia cercana a los 120 asistentes;5 pero nada más. Ninguna de las Revistas a mi alcance, o al alcance de varios colegas, recogieron siquiera una breve reseña de la misma, que no dudo pueda existir. Localicé la existencia de 2 volúmenes que llevan el título de “I Jornadas Platenses de Genealogía y Heráldica”, 6 y probablemente en ellos se encuentren algunos de los trabajos de la VI Reunión, si es que hubo distinción o acabaron siendo todo un mismo acontecimiento.
5 Revista de la Junta de Estudios Históricos de Tucumán, Vol. 7-8, La Junta, 1995.
6 La Plata, Instituto de Estudios Genealógicos y Heráldicos, 1997
Por cuarta ocasión el binomio Ignacio Tejerina-Centro de Estudios Genealógicos de Córdoba, volvía a convocar en 1997 a la VII Reunión. Los cordobeses conseguían con ello acortar el tiempo de la convocatoria esta vez dos años después. Dicha Reunión se celebró los días 22 al 24 de agosto de 1997, y se enmarcó en los festejos del 25° Aniversario de la fundación del Centro.
Es curioso notar que todas las Reuniones en aquellos años duraban sólo 3 días. En aquella ocasión además de los colegas de Argentina y la asidua participaron de ponentes de Chile, Uruguay y Paraguay, que ya hemos visto como reiterada, hubo presencia de investigadores de Bolivia, precisamente a ellas asistió Yves de la Goublaye, como mencioné al principio de estas palabras. Las deliberaciones se desarrollaron en el complejo turístico cultural Obispo Mercadillo y de las 21 ponencias, 7 de ellas fueron publicadas en el num. 27 del Boletín del Centro (1998). Hasta donde mi recuento alcanza ver, esa séptima Reunión fue decisiva pues de forma operativa se creó conciencia y se instrumentó la secuencia con la designación de una siguiente sede estableciendo el tiempo en el que debía celebrarse.
El entusiasmo de Yves de la Goublaye de Menorval y sus nexos académicos, además de su posición en la UNESCO, propició acortar todavía más el tiempo para la siguiente y a un año exacto de la anterior Reunión; la otrora imperial ciudad de Sucre, recibiría conferencistas, ponentes y público interesado, no sólo de los países que acostumbraban asistir (Argentina, Chile), sino ampliando la participación a México, Guatemala, Perú, Costa Rica, España y Venezuela.
Los tres días de Reunión aumentaron a cuatro, y del 20 al 23 de agosto de 1998, tuvieron lugar la presentación de 25 ponencias, en los locales de la Biblioteca y el Archivo Nacional de Sucre, junto a conferencias, ponencias y comunicaciones hubo otras actividades como presentación de libros, exposiciones heráldicas., mesas redondas e incluso una tertulia a la usanza de Sucre en la Sede de la Fundación “Sucre, capital cultural”. La Reunión Americana se realizó en el marco de la conmemoración de los 50 años del Instituto Boliviano de Genealogía y respecto a las actividades sociales hubo una visita a la Hacienda Samasa Alta y al Ingenio de San Marcos, así como a la Casa de Moneda.
El discurso inaugural estuvo a cargo de Yves de la Goublaye de Menorval, quien en el mismo además de una reflexión sobre el quehacer genealógico en países como Francia, Estados Unidos y Canada, en donde el estudio de los orígenes de la población encontraba cabida en la investigación académica de las Universidades, recogería algunas de las reflexiones de Joseph Valynseele: sobre la genealogía, que no puede separarse de la historia de la cual ella es su matriz. Asimismo habló de la importancia utilitaria de la genealogía al afirmarse como medio de legitimación social.
Cuatro ejes temáticos estructuraron la Reunión:
1) Estado actual de las investigaciones genealógicas, heráldicas y de temas afines relacionados con las familias en la Audiencia de Charcas.
El discurso inaugural estuvo a cargo de Yves de la Goublaye de Menorval, quien en el mismo además de una reflexión sobre el quehacer genealógico en países como Francia, Estados Unidos y Canada, en donde el estudio de los orígenes de la población encontraba cabida en la investigación académica de las Universidades, recogería algunas de las reflexiones de Joseph Valynseele: sobre la genealogía, que no puede separarse de la historia de la cual ella es su matriz. Asimismo habló de la importancia utilitaria de la genealogía al afirmarse como medio de legitimación social.
Cuatro ejes temáticos estructuraron la Reunión:
1) Estado actual de las investigaciones genealógicas, heráldicas y de temas afines relacionados con las familias en la Audiencia de Charcas.
2) La genealogía y la Heráldica como un aporte a las historias familiares y a la identidad cultural,
3) El aporte interdisciplinario de otras ciencias sociales y humanas para una mejor comprensión científica de la Genealogía
4) La emblemática en la sociedad.
De las 25 ponencias, 10 de ellas culminaron en publicación, mismas que aparecieron en el primer volumen de la Revista Raíces, Revista del Instituto Boliviano de Genealogía, (2001).
El número contenía trabajos de destacados genealogistas como Alejandro Moyano, Gastón Doucet, Juan Isidro Quesada, Ramiro Ordóñez Jonama, Ana María Presta, El vira Zilveti Jorge Rivera, Alberto Asbún, Luis Montenegro y el propio Yves de la Goublaye. La mayor parte de las ponencias trataron aspectos de interés altiplánico, muchos trascendentes más allá de las antiguas fronteras de Charcas y de mucho interés para el norte de Chile y Argentina, Paraguay y Perú.
No deja de sorprender al leer alguno de ellos, la mención: “En este trabajo he usado los programas de computación ofrecidos por la moderna ciencia. La invención del correo electrónico ha sido de gran ayuda para estar en contacto con una serie de archivos……
Los esfuerzos de los cordobeses y del salvador Ignacio Tejerina, por fin habían calado en la comunidad genealógica. Tanto así que al finalizar la VIII Reunión, los genealogistas de Uruguay reclamaron su intención de realizarla en su país –misma que habían manifestado desde la clausura de la VII-. La apatía de años atrás se había superado y a los 9 meses de concluida la Reunión de Sucre, Montevideo, se convertía en la ciudad sede durante los días 21 al 23 de mayo de 1999.
La comisión encargada de la organización de la IX Reunión Americana de Genealogia estuvo presidida por el doctor Juan José Villegas S. J. presidente del Instituto de Estudios Genealógicos del Uruguay.
La Reunión se realizó en el anfiteatro Artigas del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay, y las actividades académicas se desarrollaron en cinco sesiones correspondiendo al doctor Juan José Villegas, S.J., el discurso inaugural titulado "Mi discurso genealógico" seguido por el arquitecto Jorge V. Barbabosa y Torres, presidente de la Academia Mejicana de Genealogía y Heráldica, quien asistía a la Reunión por segunda ocasión. Concurrieron además de los disertadores uruguayos, numerosos genealogistas de las Repúblicas de Argentina, Alemania, Costa Rica, Chile y México.
Los trabajos presentados en la Reunión fueron publicados en el volumen Nº 23 de la Revista del Instituto de Estudios Genealógicos del Uruguay.
La asamblea reunida a la finalización de esta IX Reunión fijó la realización de la X Reunión Americana de Genealogía en la ciudad de San José de Costa Rica, confiando la organización a la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas, que entonces presidía Joaquín Alberto Fernández Alfaro.
Si las anteriores organizaciones habían desplegado gran entusiasmo y eficiencia, dejando el pabellón en alto, Joaquín Fernández Alfaro, se dio a la tarea de tratar de superar en magnificencia a las anteriores Reuniones. La convocatoria enviada por Joaquín Fernández, fue tan masiva, que incluso a mi (un auténtico desconocido para el mundillo genealógico, me llegó una). Uno de los grandes logros vividos en Costa Rica fue la masiva asistencia de los colegas de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, que desplegaron afecto, camaradería y erudición en la Reunión.
La conferencia inaugural estuvo a cargo de don Jaime de Salazar y Acha que versó sobre el apellido como seña de identidad familiar: su origen y evolución y la clausura a cargo de don Eduardo Pardo de Guevara que disertó sobre el Origen y vicisitudes de algunas armerías gallegas.
Los trabajos presentados se publicaron en la revista número 38 de la Academia Costarricense, y la institución nombró correspondientes a un nutrido grupo de los asistentes.
Como había ocurrido antaño, en la ceremonia de clausura de la II Reunión de Córdoba, el encargado del discurso de clausura tomo la batuta de la siguiente edición y Eduardo Pardo de Guevara, organizó en Santiago de Compostela la XI Reunión.
Si bien a Costa Rica me fue imposible asistir personalmente y mandé un trabajo para ser leído, la propaganda que los colegas hicieron del encuentro me animó a ir a Santiago de Compostela.
A partir de aquí la Relatoría, realizada a partir de información recabada en reseñas, informes, y publicaciones y por tanto objetiva, toma un vuelco, pues me convertí en adicto a las Reuniones, y como dice el refrán en México, cada quien habla según le va en la Feria.
Y como hasta ahora a mí, me ha ido muy bien en esa feria, no tengo más que palabras amables en el recuento.
Santiago de Compostela (organizada por Eduardo Pardo), nuevamente Sucre en Bolivia (organizada por Yves de la Goublaye de Menorval), La Antigua en Guatemala (bajo la batuta de Ricardo Ordóñez Jonama), Lima en Perú (coordinada por Jimmy Jensen de Sousa Ferreira), Santo Domingo en la República Dominicana (por Luis José Prieto Nouel), Morelia en México (por su servidor y Amaya Garritz), Quito en Ecuador (por Marcia Satycey y el apoyo de Patricio Muñoz) (y como espero ocurrirá en Salt Lake City), las sedes se convirtieron en lugares de encuentro académico; pero a la par en ocasión para conocer a los colegas genealógicos que acababan convirtiéndose en tus amigos, unos amigos a los que sabías y sabes, volverás a encontrar en la siguiente reunión. Unos colegas, con los que intercambiar información, pedirla, chatear, compartir hallazgos día a día, incrementar tu lista de amigos en el Facebook, e incluso programar encuentros más allá de las Reuniones Americanas.
En lo personal cada Reunión ha supuesto un reto distinto a nivel académico, para elaborar un trabajo de aportación académica, de incremento en el conocimiento, siempre buscando el lado divertido de la investigación genealógica, y tratando de enfrentar esta como un reto detectivesco, que siento, es el que nos invade a todos los que la abordamos.
Las Reuniones Americanas han tenido asimismo un aspecto formativo muy rico en diferentes niveles; Para muchos, por ejemplo, George Ryskamp, nos ha enseñado cómo hacer una presentación amena, interesante y acuciosa con sus trabajos de búsqueda incansable sobre los Sosa.
Mela Bryce y Felipe Voyssest, además de sus invaluables dotes de investigación y generosidad, han sido mentores de muchos de nosotros para la organización de otras Reuniones, tras haber vivido de cerca lo que consiguieron en el Perú.
Luis José Prieto Nouel, y todo su equipo, entre ellos Félix Disla, Joan Ferrer, nos enseñaron que con entusiasmo, se puede conseguir lo que uno se proponga; incluso conseguir que el Sistema Postal de la Republica Dominicana emitiera una estampilla de nuestra Reunión..
Javier Gómez de Olea, nos ha mostrado de lo que son capaces algunos particulares para falsear documentación y expedientes nobiliarios, y por tanto de tener una mirada crítica sobre la documentación.
José Miguel de Mayoralgo, con su enorme capacidad de trabajo, nos ha estimulado con su ejemplo a seguir investigando como hormiguitas. Jaime de Salazar, Prudencio Bustos, y Alejandro Moyano, con el rigor de sus trabajos.
Alicia Sosa y Federico Masini, nos muestran en cada encuentro, la riqueza de trabajar en equipo.
Carmen Pardo y Esther Rodríguez, y Susana Domínguez Soler, son una enseñanza, día a día, de su juventud de espíritu y de fortaleza.
De Francisco Luis de Yturbe y Marta, su esposa, también hemos aprendido eso de que en esta vida sobre todo hay que divertirse y de Luciano Cruz y Alejandra Morandé a anteponer el valor de la amistad y fomentarla más allá de las Reuniones ; y la lista puede seguir y seguir y seguir.
Otra de las grandes aportaciones, que creo han tenido las Reuniones para mí, ha sido el contar con un espacio en el que siendo un incipiente genealogista pude compartir espacio académico con grandes investigadores, y figuras renombradas en la investigación sin los frenos y barreras que imponen otras instituciones. El formato de la Reunión gestado desde las primeras ediciones en que se combinaba lo académico y lo social, ha permitido en estos años compartir experiencias, aprender de los colegas metodología, fuentes, recursos, pero también risas, y alimentos, paseos y aventuras. Y a la vez tomar conciencia de responsabilidad en qué: si las Reuniones nos han aportado tanto, hay que fomentar su continuidad y contribuir en la medida de nuestras posibilidades, asistiendo, organizando nuevas ediciones y fortaleciendo sobre todo la publicación de los resultados de investigación.
En relevante destacar que la RAG, con la finalidad de fomentar más aún el intercambio entre los estudiosos de estas disciplinas, ha establecido diferentes mecanismos de acción con Instituciones Académicas Superiores. Así en España se contó con el auspicio del Consejo de Investigaciones Científicas – Xunta de Galicia y el Instituto de Estudios Gallegos “Padre Sarmiento”, en Bolivia con la UNESCO, en Santo Domingo, con la Universidad Pedro Henríquez Ureña, en México con la Universidad Nacional Autónoma de México y el día de hoy bajo el cobijo de la Brigham Young University.
Retomando aquel llamado del discurso de Luis Lira Mont, hemos de seguir fomentando la vinculación de nuestras disciplinas con las Universidades, quienes tenemos la fortuna de trabajar en ellas, haciendo ver nuestra gran contribución en el campo del conocimiento, pero incluso el público usuario demandando a la Institución su cultivo.
Si las autoridades universitarias (directores de escuelas, Facultades, o Centros de Investigación en Historia) se vieran invadidas de solicitudes de la población de ¿a qué centro me puedo dirigir para obtener asesoría sobre reconstrucción familiar? Quizá conseguiríamos hacer evidente la necesidad de fortalecer nuestra área de trabajo. Hay que tener presente que uno de los objetivos de la Universidad en todo el mundo es atender problemas y demandas sociales,
Desde la X Reunión de Costa Rica, el recuento histórico de las Reuniones se facilita por varios motivos: la proximidad temporal de las mismas y desde luego, la existencia de los Compact Disc, que contienen las ponencias entregadas, algunas fotografías que recuerdan lo vivido, el haberse elaborados los trípticos de las conferencias, etc.
Y si bien los CD’S facilitan esta parte, en algunos casos han propiciado un severo freno a la divulgación del conocimiento pues, no contamos con la versión en papel de los trabajos académicos: Desde mi asistencia a las Reuniones, Costa Rica, Santiago de Compostela y México (del que pronto tendremos el libro en las librerías) hicieron el esfuerzo editorial; pero queda pendiente: Sucre (II), Guatemala, Perú, República Dominicana y Ecuador. Un compromiso que debería estar implícito con la propuesta de la sede subsecuente, con el fin de promover el conocimiento más allá de a los asistentes a las Reuniones y unos cuantos más.
A nivel gráfico las Reuniones han contado con la foto de grupo, un material útil para identificar asistentes, es curioso como el peso de la asistencia del grupo de académicos de la Matritense y de los corresponsales americanos que fueron designándose a lo largo de estos años, fue generando una fotografía paralela a la de todo el grupo y que conocemos como “la de los de la matritense” (y que este año tendremos que mantener la tradición a pesar de la ausencia de sus numerarios)
Hubo como hemos visto cambios en la nomenclatura de las Reuniones, la primera que surgió llevó el apellido de y Etnología Sociológica. Posteriormente desde la II a la X exclusivamente Reunión Americana de Genealogía. Desde la XI al día de hoy, se acompaña del Congreso Iberoamericano de las Ciencias Genealogía y Heráldica. Y si bien la presente edición se presenta como Conferencia Iberoamericana de Genealogía, es importante no perder ni la secuencia numérica, ni el nombre originario que nos ubica en el contexto internacional de los encuentros académicos.
La convocatoria a las Reuniones ha ido asimismo teniendo diferentes y diversas adecuaciones, subtítulos temáticos, recordemos algunos: Identidad y diversidad cultural (Sucre 2003), España y América un escenario común (Santiago de Compostela), Familias que cruzaron fronteras (Utah). Los ejes temáticos de inscripción de los trabajos presentados han tomado principalmente como modelo la propuesta que elaboraron los colegas limeños;
1. Grandes linajes iberoamericanos. Familias que por su poder económico, político o social o por ser muy difundidas, sean de gran importancia nacional o regional, atendiendo tanto las de ascendencia precolombina, descendientes de conquistadores y primeros pobladores, funcionarios reales, comerciantes, etc.
2. Grupos familiares en América resultado de procesos migratorios puntuales y que atiendan a un origen geográfico, social o político.
3. Manifestaciones heráldicas iberoamericanas.
4. Genética y Genealogía. Fuentes documentales y bibliográficas para estudios genealógicos.
Es asimismo importante destacar la vinculación y participación de Familysearch en las Reuniones, con quienes hemos estado en contacto y armónica colaboración desde el año de 2003 en Sucre.
Tenemos como reto futuro incrementar la presencia en las Reuniones de estudiosos de numerosos países del continente americano: Venezuela, Brasil, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Cuba, sin descuidar otros que estuvieron presentes como (Paraguay, Uruguay, Bolivia), que se han ausentado de nuestros últimos encuentros.
Mucho me gustaría seguir la plática anecdótica de estos últimos años, para transmitirles las vivencias y los encuentros que se derivaron de las Reuniones desde Santiago a la fecha, pero como una imagen vale más que mil palabras la pequeña selección que Mela Bryce y Felype Voysset me han ayudado a preparar me ahorra cansarles más con este coloquial discurso. Y para terminar y animarlos a todos a seguir adelante, pensemos que según el ciclo calendárico mexica, hasta no cumplir dos ciclos de 52 años, es decir 104 años, nos podrán llamar “viejos”.
Y como homenaje a todos los que en estos 52 años han construido la historia de las Reuniones Americanas y con ello una parcela de nuestra vida, (tanto los que ya no están, como los que siguen en pie); los ausentes y todos los aquí congregados, que permiten que el tren siga adelante, les pido un fuerte aplauso.
Con un amigo al que quiero y admiro, el Profesor Javier Sanchíz.
Resumen curricular (50 palabras):
JAVIER SANCHIZ RUIZ.
Nació en México en 1961. Doctor en Historia por la UNAM. Investigador titular
de tiempo completo del Instituto de Investigaciones Históricas y profesor de la
Facultad de Filosofía y Letras. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
de México. Académico de la Mexicana de Genealogía y Heráldica.
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