XVIII Reunión Americana de Genealogía

XVIII Reunión Americana de Genealogía
GENEALOGISTAS ASISTENTES

lunes, 16 de septiembre de 2013

2da. Conferencia: "Estudio de Antiguas familias: Michoacan, Colima y sur de Jalisco" dictada por Maria Guadalupe Paredes Lopez de Mexico






Conferencia Iberoamericana de Genealogía 2013
Salt Lake, Utah, Estados Unidos, 9-14 de septiembre de 2013

Estudio Genealógico de Antiguas Familias: 
Colima, Michoacán y Sur de Jalisco. 
Siglos XVI-XXI


María Guadalupe Paredes López
                                                                                                               (México)

Hacer historia […] de una u otra forma es vincular en un tiempo determinado paisajes y personas, espacio y pobladores, llenando todo ello de matices y combinaciones. Es el comienzo creador de la aventura del pasado reconstruido; es la situación ideal para romper silencios con el sutil ejercicio de interrogar el ayer a partir de las ocupaciones y preocupaciones del tiempo presente.
José Miguel Romero de Solís, Andariegos..., p. XV.

Introducción.
Hace dos años en la reunión de Quito, Ecuador, bosquejé mi andar desde el año 1990 por el campo de la genealogía. Comenté cómo, esta tarea permitió conocer los diversos tipos de archivos, identificar qué, información podría obtener de los documentos en ellos resguardados; aprender a indagar con las personas la obtención del dato; practicar la lectura paleográfica; buscar la bibliografía relacionada con el tema. En suma hacerme de las herramientas técnico-metodológicas para abordar el trabajo.
Relaté además los tres momentos más importantes en este quehacer: mi inicio apoyando a la escritora Julieta Campos, en la recopilación de material para hacer una novela —basada en su linaje materno: de la Torre— al que di seguimiento trazando su migración, primero dentro de España, luego en Cuba; comenté la segunda aproximación realizada desde el año 2005, gracias al interés del empresario jalisciense don René Rivial León de legar a sus descendientes el estudio de sus ancestros, buscando el pasado familiar de su señora madre doña María Asunción de Jesús León Galván y el de su esposa doña María Guadalupe Vergara Ochoa. Investigación que se plasmó en dos obras publicadas en 2007,[1] misma, que abrió la posibilidad de un ambicioso proyecto que hemos venido realizando en busca de rescatar antiguos linajes del Occidente de México.
En la mencionada ponencia de Quito, presenté el primer tomo resultado de este último trabajo que contiene 75 apellidos españoles y, hablé de los objetivos, las fuentes consultadas, de algunos personajes notables estudiados, de los alcances y limitaciones, pero sobre todo, de haber abierto la investigación a todos los apellidos castellanos presentes en los libros parroquiales —principal fuente de consulta— a fin de dar presencia a todos los actores.[2]
El estudio de los linajes: León, Ochoa y Vergara requirieron explorar el espacio geográfico donde habitaron—Michoacán, Sur de Jalisco y Colima—; definir el tiempo—siglo XVI-XXI—, donde el hombre, como sujeto y hacedor de la historia, da cuenta de la vida social, política, económica y cultural en los que fue testigo o participante. Mismo espacio y tiempo que definió —este trabajo— donde se ha seguido la geografía familiar de cada estirpe estudiada para elaborar su genealogía y emprender así el desafío de reconstruir la historia de esta región a través de las familias asentadas en ella desde el siglo XVI.
Esta tarea ha permitido examinar con mayor amplitud gran cantidad de información: crónicas, historia regional, estudios locales, biografías, anecdotarios, genealogías…, sondear nuevos autores que a través de sus estudios aportaron referencias, resolvieron dudas, iluminaron caminos, corrigieron datos, inspiraron nuestra imaginación, estimularon nuestro trabajo, al descubrir que compartimos, problemas, incertidumbres y dilemas comunes; además de visualizar en ellas y con ellos las distintas maneras de cómo y con qué interrogar el pasado.
Hoy una vez más vengo a compartir el avance de este trabajo, algunos hallazgos, reflexionar con ustedes, la importancia que esta región tuvo para los españoles en el nacimiento e implantación de la cultura occidental por encontrar en ella, los dos motores que impulsaron la conquista: el oro y la antigua obsesión por encontrar la ruta para llegar al oriente, navegando por el poniente.

Un Reto de Larga Envergadura: el estudio genealógico de antiguas familias.

Al abordar la reconstrucción histórica de la región fue indispensable guiarme por las tres categorías de análisis usadas en los anteriores trabajos: tiempo y espacio, que dan el marco de referencia donde ubicar al hombre, a fin de comprender cómo, se fue configurando el territorio a partir del siglo XVI con el descubrimiento, exploración, conquista, colonización y asentamiento de nuevos moradores; cómo, se dio el proceso de implantación de otra cultura, religión, leyes e instituciones; qué cambios generaron la convivencia y la mezcla racial de indios, españoles, negros y asiáticos; de qué manera, se fue construyendo una memoria histórica, una identidad regional, unos “nombres propios”.
Ha sido también buscar en los documentos el hilo conductor del tiempo, la transformación del espacio, por la acción del hombre. En las fuentes he indagado el pasado desde distintos acercamientos, he gozado o sufrido, dialogado, escudriñado pasajes desconocidos, disfrutado su belleza, sus olores, sabores, paisajes y, aunque todo ello no lo puedo plasmar al realizar la genealogía, ha permitido visualizar e integrar los hechos para rescatar al hombre en su individualidad con los datos a mi alcance.

           Espacio y tiempo.
La llegada de los españoles en 1492 a América ha sido calificada como una de las epopeyas más grandes de la historia universal, porque trastocó todas las ideas, mitos y creencias de la época, comprobó la redondez de la tierra, dándole una dimensión insospechada.
Las motivaciones que empujaron a portugueses y españoles a tratar de conquistar las islas del sudeste asiático en el archipiélago Malayo, fueron el comercio de las “legendarias sedas”; las resinas olorosas como el incienso y la mirra, el “sabor y aroma de las especias”,
[…] yerbas y granos como el clavo, la canela, el azafrán, el jengibre, la pimienta, el anís, la menta, la mostaza, el cardamomo, el orégano, el sésamo, la casia o canela china, el tomillo y tantas otras que dan sabor y aroma a los alimentos y bebidas y conservan en buen estado los jamones […].[3]
El comercio de estos codiciados productos estuvo desde la antigüedad en manos de diferentes pueblos: “Egipto, Arabia meridional o Félix, Alejandría y Venecia”. Para realizar el viaje desde Europa en busca de ellas, era preciso cruzar el Mediterráneo por Génova o Venecia, luego transitar por caminos terrestres a través del Oriente Medio, para llegar a la India.
Este mercado siempre fue muy apetecido porque dejaba grandes ganancias. El espíritu de lucro que se había desarrollado, el afán de enriquecerse con rapidez, sustituir la intermediación, romper el monopolio, fueron algunas de las causas que contribuyeron antes de la toma de Constantinopla por los otomanos en 1453, a la búsqueda de otros derroteros.
Desde principios del siglo XV, exploradores, comerciantes y pescadores de Portugal y Castilla fueron penetrando cada vez más en el océano Atlántico y en el posicionamiento de África por vía terrestre. Los impuestos sobre la mercancía traídas de ultramar generaron fricciones entre estos reinos que se convirtió en rivalidad, más, cuando se trató de definir el control sobre el área de Guinea, —rica en oro—, la disputa por la posesión de Canarias; el monopolio del comercio.
Favorecido por el Papado a través de una serie de bulas, Portugal fue logrando control exclusivo sobre todas las tierras en África, ante el reino de Castilla con un monarca débil y luego enfrentado en una guerra de sucesión (1475 – 1479). El Tratado de Alcáçovas firmado el 4 de septiembre de 1479, entre otras cosas, pone fin a las hostilidades. Los reyes castellanos ceden el cobro del quinto real de las mercancías procedentes de los territorios atlánticos así como las posesiones de la misma zona, quedando para Portugal: Guinea, la Mina de Oro, Madeira, las Azores, Flores y Cabo Verde; para Castilla las islas Canarias, puntos estratégicos para ambos, que habrán de utilizar en la búsqueda de la ambicionada ruta a Oriente.
A partir de 1460 con ese propósito contorneando el continente africano, Portugal, activa el envío de flotas. Entre ellas y con ese fin, se puede citar los viajes de exploración de Diogo Cão, quien descubrió la desembocadura del río Congo en 1482 – 1486, Bartolomé Díaz[4] en 1488, los de Vasco de Gama[5] que zarpa por primera vez de Santa María de Belém, Lisboa, el 8 de julio de 1497, los posteriores los realiza en 1502 y 1524, el de Pedro Álvarez Cabral, en su ruta hacia la India se desvía y toca la costa de Brasil en 1500,[6] el de Diego Lopes de Sequeira[7], primero en llegar a Maluca en 1509.[8]
Una vez lograda y establecida la ruta a la India por África, los portugueses fueron los primeros en llevar las especias a Europa, colocar en los principales puntos descubiertos los padrãos —postes o pilares de piedra con los emblemas de la corona de Portugal—, sentar las bases para la colonización en América y el extremo Oriente y participar en el lucrativo comercio de esclavos.

           La partición del mundo.
En la carrera de exploraciones marítimas libradas entre castellanos y portugueses, compitiendo por el dominio del Océano Atlántico, las costas de África, la búsqueda de nuevas vías para llegar a las islas de las Especias. El descubrimiento de Colón navegando hacia el oeste, obliga a España y Portugal a delimitar sus respectivas zonas de influencia —en tierras descubiertas o por descubrir—, negociando un acuerdo que se plasma en el Tratado de Tordesillas, suscrito el 7 de junio de 1494. Confirmado —a solicitud de los Reyes Católicos Isabel y Fernando— por el papa Alejandro VI, con cuatro bulas conocidas como Bulas Alejandrinas, fechadas entre mayo y septiembre de 1492.
La bula intercaetera de 4 de mayo de 1493, contiene la definición de un meridiano al oeste, del cual, todas las tierras “halladas y por hallar” pertenecerían a los reyes de Castilla y León.[9]
Para hacer realidad ese reparto y posesión del inmenso espacio de mares y tierras se tuvo que proseguir con exploraciones, expediciones y conquistas. España había logrado sumar a la ruta de los portugueses la de Oriente, navegando el mar desconocido, pero aún le faltaba un gran camino que recorrer. Las concepciones geográficas basadas en el mundo creado por Ptolomeo —geógrafo alejandrino del siglo II, estudiadas con ahínco— ofrecían una distribución equivocada de los continentes y los océanos, reduciendo su tamaño y sobreponiendo Asia en el continente americano, motivo por el cual, como lo señala el mapa de Martín Berhaim[10] de 1492 “era fácil equivocarse sobre la posibilidad de llegar a la India por Occidente con más rapidez que por la ruta de Oriente”.[11] Sin imaginar las dimensiones del orbe pensaba que estaba en la tierra de las especias, sólo faltaba localizar los caminos que la pusieran en contacto con los señores de esos lugares y sus riquezas.
Para lograr ese objetivo, de 1492 – 1519 los castellanos despliegan una intensa exploración en el Caribe. La isla de Santo Domingo o La Española se convierte en el núcleo desde donde parten a la conquista de Cuba, Puerto Rico, Jamaica y Panamá.
El establecimiento del núcleo panameño va a jugar un papel importantísimo en la colonización de América del Sur y la otra porción de Centroamérica, pero sobre todo va a permitir a Vasco Núñez de Balboa, el 29 de septiembre de 1513,[12] —atravesando el istmo de Panamá en el Darién— llegar a la Mar del Sur, revelando “la existencia de un continente desconocido a mitad del camino entre Europa y Asia”. El relato del descubrimiento dice:

 

Era poco antes de las diez de la mañana de aquel de 25 de septiembre de 1513 cuando los guías mostraron una cima a Balboa y le dijeron que desde allí vería la otra mar. El gobernador mandó detenerse a la hueste y subió solo hasta la cumbre, pues deseaba ser el primer español que divisara el nuevo océano […] contempló en silencio la majestuosidad del mar […] hizo [que] el escribano y registrador oficial de la expedición don Andrés de Valderrábano [… registrara el hecho, luego].
Balboa gritó a sus compañeros que subieran y contemplaron extasiados la otra mar. Se hincó de rodillas para dar gracias a Dios y tomó posesión de dicho mar en nombre de los Reyes de Castilla […] Fernando y la reina doña Juana […] pidió que anotara uno por uno los nombres de todos los castellanos que había presentes en tan solemne momento. Valderrábano escribió 67 nombres.[13]

Este descubrimiento permitió a la corona proyectar el primer gran viaje de circunnavegación del mundo, nombrando al frente de la flota al experimentado y renombrado marino portugués Hernando de Magallanes, a quien “el rey Carlos I, lo hizo caballero de Santiago para ligarlo a España”.
Esta expedición —de la que trataré más adelante— salió de Sevilla el 10 de agosto 1519, regresando el 9 de septiembre de 1522 tres años después de su salida.
Su importancia histórica radica en haber inaugurado el reconocimiento de espacios geográficos hasta entonces ignorados; logrado el viaje de circunnavegación del mundo de oriente a poniente; trazar la continuación de la línea divisoria acordada en el Tratado de Tordesillas en el otro lado del orbe llamado antimeridiano.[14] Tras discusiones y la intervención de cosmógrafos, diplomáticos y el pago de 300 mil ducados al emperador Carlos V, por la sesión de las Molucas, se firma el Tratado de Zaragoza en 22 de abril de 1529 quedando bajo el dominio español las islas del archipiélago Filipino recién descubiertas. Así se completa la partición de la tierra entre España y Portugal.
Mapa de las líneas acordadas en la Bula Intercaetera y los Tratados de Tordesillas y Zaragoza.

           Año 1519.
Tomar esta fecha como punto de partida para adentrarse en el siglo XVI novohispano, es para situar dos hechos de trascendencia vinculados estrechamente a la región objeto de estudio. Ambos tienen inicio en 1519. Uno habla de la campaña de Cortés en México, otro de las expediciones de los castellanos rumbo a las regiones asiáticas del Pacífico.


v   La campaña de Cortés
En la tercera expedición que Diego Velázquez, gobernador de Cuba, envía a costas mexicanas, dirigida por Hernán Cortés, tenía como propósito original la exploración y el comercio. Dentro de su recorrido al tocar la costa de Yucatán sus hombres encuentran a Gerónimo de Aguilar, español naufrago que había aprendido la lengua maya; bordeando la costa llega a Campeche allí, recibe junto con otros obsequios y mujeres a Malintzin, —Malinche o Marina— india que hablaba el náhuatl como lengua madre y el maya por su larga estancia en la zona. Con estos traductores, Cortés consigue de forma inmediata entrar en comunicación con la gente e iniciar el conocimiento de la tierra.
Al llegar a Veracruz, siguiendo la antigua tradición española municipal, funda la villa Rica de la Vera Cruz y crea su ayuntamiento a través del cual, adquiere la autoridad para desconocer a Diego Velázquez, reconocer sólo como superior a la corona española, obtener el mando y los derechos de conquistar las nuevas tierras con su nombramiento de capitán. Para asegurar estos planes envía a España a Portocarrero para establecer contacto directo con la Corte y la aprobación real.
Inicia la marcha hacia el interior, en el trayecto, percibe las fuertes rivalidades entre los pueblos indígenas, que más tarde va a utilizar. En Tlaxcala, después de derrotar a Xiconténcatl, establece una alianza con su pueblo. Continua la marcha, y estando en Cholula, sabedor de una posible emboscada, se adelanta y da un castigo ejemplar. No se detiene hasta llegar a la Ciudad de México, donde Moctezuma lo recibe a las puertas de la Ciudad, lo aloja con toda su gente en los palacios
Durante su estancia, como huésped de Moctezuma, tiene acceso a información privilegiada, así como a mapas, planos, matrículas de tributos y otros documentos que los dirigentes tenochcas usaban en la administración del Estado. En su recorrido hasta la capital mexica sumo la adhesión y alianzas de reinos y pueblos, que después le auxiliaron con ejércitos, alimentos y pertrechos en el sitio y toma de la metrópoli mexica; luego engrosaron los contingentes que desplegó por el territorio en las expediciones y conquistas. Con todos estos elementos a su favor, la campaña se desarrolló rápido, culmina el 13 de agosto de 1521 con la aprehensión de Cuauhtémoc y la toma de la gran Tenochtitlan. La conquista del antiguo imperio mexicano, entre 1521 y 1524, parecía concluida.
Con sentido estratégico, después de consolidar la villa Rica de la Vera Cruz, reforzar los sitios y puertos que permitieran la comunicación con la metrópoli; vuelve la mirada hacia la Mar del Sur con dos propósitos: la búsqueda de un puerto a fin de continuar la anhelada ruta de Colón a costas asiáticas y localizar los yacimientos que habían abastecido a los purépechas de metales preciosos.
En 1522 Cristóbal de Olid entra en el reino de Michoacán y la zona de Zacatula. Sometidos los purépechas sin gran resistencia fija su centro de operaciones en Tzintzuntzan, desde donde organiza la exploración minera y penetra a Mazamitla y Tamazula. Una parte de la expedición, encabezada por Juan Rodríguez de Villafuerte, se dirige a Colima donde es derrotada por los nativos en Tecomán. Para lavar la afrenta y posesionarse de esas tierras, es enviado Gonzalo de Sandoval, quien somete la región, funda la Villa de Colima —el 25 de julio de 1523—, establece su cabildo. En 1524 arriba su pariente Francisco Cortés, conocido por Cortés de San Buenaventura con amplios poderes, explora tierras de Jalisco y Nayarit, da nombramientos y reparte tierras.
Inicia así el asentamiento en los hoy estados de Michoacán, Sur de Jalisco y Colima y a dibujar lo que será durante buena parte de la época colonial el poderoso y extenso Obispado de Michoacán,
[…] que abarcaba dentro de una sola demarcación eclesiástica los pueblos, villas y ciudades que iban desde la costa del Pacífico, (actualmente el estado de Guerrero, Michoacán y Colima) hasta el Sur de Tamaulipas, junto con la totalidad del actual estado de Michoacán y buena parte de los de Guanajuato, Jalisco y San Luis Potosí.[15]
Mapa del antiguo obispado de Michoacán
Michoacán al no contar con Real Audiencia ni gobernador en su territorio, —como los obispados de México y Guadalajara— el obispo era “la más alta autoridad de su provincia”.[16]
v   Las primeras expediciones a Filipinas[17]
La historia del importante despliegue de recursos humanos y económicos realizados desde el siglo XVI, en la exploración y conquista de la Mar del Sur, están escritos en números obras y en una extensa cartografía que ocuparía mucho tiempo sólo para mencionarlas. Por ello a través de las palabras Javier Wimer ofrezco una breve síntesis de aquellos esfuerzos realizados desde 1519.
No corrieron con suerte los primeros intentos españoles y novohispanos por explorar y conquistar la Mar del Sur. Se perdieron cuatro de las cinco naves de Magallanes que zarparon de Sevilla en 1519, las siete de fray García Jofre de Loiasa que partieron de la Coruña en 1525 y las tres de Álvaro Saavedra Cerón que salieron de Acapulco en 1527.
Los desastres españoles de aquellos años forman un catálogo impresionante y repetitivo pero el mayor de ellos era no haber encontrado el llamado tornaviaje, es decir, el itinerario para el regreso de las naves que iban al Oriente. Sin descubrir el punto en que los vientos harían posible el regreso a las costas americanas, carecían de sentido todos sus proyectos políticos y comerciales. El largo viaje desde la Nueva España tendría como optima perspectiva su prolongación por la ruta portuguesa que, para colmo, le estaba vedada por la Bula intercoetera, y los tratados de Tordesillas y de Zaragoza.[18]

·           La  primera circunnavegación del mundo: Magallanes-Elcano. 1519-1522.
El descubrimiento de la Mar del Sur por Vasco Núñez de Balboa en 1513, permitió proyectar el gran viaje de circunnavegación del mundo. Tras “largos, complicados y minuciosos preparativos” salió la flota de Sevilla el 10 de agosto de 1519, remontó el puerto de Sanlúcar el 20 de septiembre para llegar a islas Canarias el día 26, donde inician el viaje en alta mar. Se componía de cinco naves: Trinidad (capitana), Concepción, San Antonio, Victoria y Santiago, integrada por una tripulación de 239 hombres entre marinos, técnicos, clérigos, artilleros alemanes, un intérprete malayo, el italiano Antonio Pigaffeta, quien luego escribiría la crónica titulada Primer viaje entorno del globo. El costo de la armada fue de 8,751,125 maravedíes. Como capitán general, el portugués Hernando o Fernando de Magallanes.
Hernando de Magallanes.
En su recorrido exploraron la costa brasileña, el río Solís —hoy Río de la Plata—. El primer contratiempo surgió al explorar el río Santacruz, donde naufragó la nave Santiago; posteriormente se produjo la sublevación de Luis de Mendoza, Juan de Cartagena y Gaspar Quesada, sofocada con excesiva severidad. Antes de encontrar el estrecho, el piloto Esteban Gómez al mando de la San Antonio, desertó.
Con sólo tres naves atravesó el estrecho el 27 de noviembre de 1520. La flota durante tres meses navegó la vastedad de la Mar del Sur, al que el capitán nombró Océano Pacífico, sufriendo hambre, sed y escorbuto. Pasado el ecuador, en la isla Guam, reposaron y tomaron víveres después de hacerse del mando de la isla.
Primera circunnavegación: Magallanes-Elcano.

El 6 de marzo de 1521 encontraron las primeras islas habitadas, hoy Marianas, que ellos bautizaron de los Ladrones. El 16 de marzo descubrieron las islas del archipiélago que llamaron San Lázaro, hoy Filipinas. El 7 de abril entró a Cebú, donde el rey los acogió con generosidad y convino un pacto de paz, alianza y comercio. Para hacer honor al pacto, Magallanes fue a combatir al rey de Mactán, donde es derrotado y perece el 27 de abril de 1521. Tras su muerte, se eligieron dos sustitutos que murieron también. Poco después se perdía la nao Concepción, quedando sólo la Victoria y Trinidad con las que prosiguieron rumbo a las Molucas, donde fueron bien recibidos y consiguieron autorización para el tráfico. Después de aprovisionarse bien de clavo —especia de gran valor—, dispone la marcha, pero el nuevo capitán Gonzalo Gómez de Espinosa se ve obligado a posponer su partida al encontrar una vía de agua en la Trinidad. Juan Sebastián Elcano —capitán de la Victoria y tesorero de la armada— tuvo el honor de completar el viaje “por la vía portuguesa pero sin tocar tierra por temor a ser apresado”. Sin embargo la carencia de víveres, los obliga a tomar tierra en Cabo Verde, de donde huyen “dejando 12 prisioneros en manos del gobernador portugués”.
Juan Sebastián Elcano. 
Después de vencer los últimos obstáculos, [… llegaron a Sevilla el 9] de septiembre de 1522, casi 3 años después de la partida; sólo quedaban 18 hombres de los 60 que partieron de las Molucas [y de los 239 iniciales]. Habían llevado a cabo la primera circunnavegación del globo en dirección este - oeste, cruzando cuatro veces el ecuador y recorriendo según Pigafeta […] más de 14, 460 millas. [19]

·           La expedición de Fray García Jofre de Loaisa. 1525-1536.
La llegada de Juan Sebastián Elcano con los sobrevivientes y el cargamento de especias incrementaron el entusiasmo de proseguir la exploración del Mar del Sur. Abierta la ruta, el emperador Carlos V desde 1522, decide formar una flota para reivindicar las islas Molucas para su imperio. Fracasadas las negociaciones en Elvas y Badajoz entre España y Portugal —el 31 de mayo de 1534—, se aceleran los preparativos para la salida de la flota pospuesta mientras duraran éstas.
El 5 de abril de 1525 nombró a fray García Jofre de Loaisa, comendador de la Orden de San Juan, como capitán general de la Armada y le anticipó el nombramiento de capitán general y gobernador de las Molucas.
La expedición la componían siete naves: Santa María de la Victoria (capitana), Santi Spiritus —comandada por Juan Sebastián Elcano—, San Gabriel, San Lesmes, Santa María del Parral, Anunciada y el patache Santiago. La tripulación estaba formada por 450 hombres con capitanes y pilotos famosos. Como paje, de uno de los hermanos Elcano un joven de 17 años, quien años después coronaría los sueños de los navegantes españoles descubriendo el tornaviaje: Andrés de Urdaneta.
La flota salió de la Coruña el 24 de julio de 1525, pasan Madeira y el 1 de agosto arriban a la isla Gomera donde permanecen 12 días, reabastecen las naves: agua, leña, carne fresca, repuestos de velamen. Zarpan el 14 de agosto rumbo al sur. A los 4 días se partió el palo mayor de la capitana y así inician una serie de obstáculos que fue deshaciendo a la expedición por naufragios, extravíos, deserciones. Loaisa y Elcano quedan solos en la Santa María de la Victoria.
En la mitad del Pacífico a la altura del ecuador, abrumados por las deserciones, el hambre, las enfermedades y desolado por la pérdida de la escuadra, García de Loaisa muere el 30 de julio de 1526, deja de capitán a Juan de Sebastián Elcano, quien fallece el 4 de agosto. Tras su muerte quedó al mandó Alonso de Salazar, quien se dirigió a las Molucas. En octubre de 1526 llegan a Mindanao y a la isla de Gilolo. Los 105 sobrevivientes con una nave maltrecha tuvieron que luchar contra los portugueses que instalados en su fortaleza de Tenarte los hostigan; logran construir la suya en Tidore, donde resistieron por largos años ayudados por aliados indígenas. En esta etapa era el capitán Hernando de la Torre y se distinguió por su habilidad y trato con los isleños Andrés de Urdaneta.
Viaje de Fray García Jofré de Loaiza en 1525
En 30 de marzo de 1528 llegó a Tidore Álvaro de Saavedra Cerón, capitán de la expedición enviada por Cortés desde Nueva España en su búsqueda. Los auxilios prestados son calificados como muy oportunos y valiosos, describiendo el capitán de la Torre en su informe de 11 de junio redactado para la corona dice:
[…] trujo muchas cosas que teníamos de extrema necesidad […] una muy buena botica con muchas medicinas e ungüentos […] ballestas y escopetas y coseletes y lanzas y plomo […] asimismo trujo tres piezas de artillería de bronce y dejó aquí las dos y otros siete o ocho arcabuces de hierro […] éste ha sido uno de los mayores servicios que don Hernando Cortés a vuestra majestad ha hecho […].[20]
Saavedra Cerón reparó la Florida y salió de Tidore el 3 de junio de 1528. Su muerte y una serie de vicisitudes hicieron imposible la vuelta. “Hasta 1536 llegaron a Portugal los diez españoles sobrevivientes, ocho de ellos habían concluido una segunda vuelta al mundo en la que habían tardado diez años, eran lo que quedada de la gran armada de Loayza”[21].

o           El patache Santiago
La más pequeña de las naves de Loaisa, al mando del capitán Santiago Guevara, se extravió el 1 de julio de 1526 ya pasado el estrecho de Magallanes. Solo continúo el viaje bordeando la costa occidental del continente, después de dos meses de travesía llegaron a un Cabo que quisieron explorar donde encontraron indios cristianizados, siendo este un lugar cercano a Tehuantepec en la Nueva España, donde recibieron auxilio de un capitán de Hernán Cortés, quien después de escuchar su relato informa al gobernador de su llegada y lleva al padre Areízaga y sus compañeros a la Ciudad de México a entrevistarse con el conquistador, mismo que relata el hecho en la 5ª Carta de Relación al emperador el 3 de septiembre de 1526, detallando la información en un complemento del día 11.
Estos informes de Cortés se cruzaron con la Cédula que Carlos V había suscrito en Granada el 20 de junio de 1526, donde refiere antecedentes de las expediciones españolas a Oriente y le encarga prepare una armada que se dirija a las Molucas para auxiliar y tener noticias del capitán García Jofre de Loaisa y de la despachada en 1526 al mando de Sebastián Caboto.

·           La expedición de Álvaro de Saavedra Cerón. 1527-
Esta expedición se organiza con dos propósitos uno, cumplir con la orden real emanada de la Cédula del 20 de junio de 1526, donde el emperador ordena a Cortés el envío de una flota en auxilio de las armadas perdidas y otra, cumplir su antiguo empeño de construcción de varios navíos en el astillero que tenía en Zacatula la desembocadura del Balsas para explorar el Oriente.
Con ese propósito se traslada a Zacatula para apresurar los trabajos. A su costa construye tres naves llamadas Florida (capitana), Santiago —al mando de Luis Cárdenas— y Espíritu Santo —de Pedro de Fuentes—. Nombra a su primo Álvaro de Saavedra Cerón como capitán general de la expedición acompañado de una tripulación de 110 hombres. Navegando desde Zihuatanejo hacia el Oriente, zarpan el 31 de octubre de 1527.
Además de llevar alimento para un largo viaje, números objetos mexicanos y españoles para rescatar o hacer trueques, y una serie de cartas destinadas al capitán Sebastián Caboto y a los hombres de su armada cuyo propósito es informarles de las instrucciones que tenía de su socorrerlos y les solicita información; otras dirigidas a los reyes de Cebú y Tidore en las Molucas y una carta personal “de consejos y advertencias morales”.

Viaje de Álvaro de Saavedra Cerón en 1527.
Una vez más el trágico destino de las expediciones empieza a cumplirse en ésta. Al día siguiente murió maese Francisco, cirujano de la armada, quien había provisto una buena farmacia, pocos días después la capitana empezó a hacer agua, la noche del 15 de diciembre se separaron de la capitana las otras dos naves que debieron naufragar, pues nunca volvieron a verlas.
Saavedra Cerón y los tripulantes de la Florida continuaron el viaje y llegaron a un archipiélago en las Molucas, que nombraron Los Reyes, por el día que lo vieron.
El 25 de enero murió el piloto Ortuño de Arango, a comienzos de marzo de 1528 llegaron a Mindanao, una de las Filipinas, y de allí arribó a las Molucas, donde encontró a Hernando de la Torre, capitán de la expedición de Loaisa y le socorrió con armas y medicina.
En Tidore, después de haber socorrido la tripulación  de Loaisa y reparar su nave, sale el 3 de junio de 1528 con 30 hombres que le quedaban y otros que deseaban volver a Nueva España a intentar el retorno sin lograrlo. El 8 de marzo de 1529 probaron de nuevo,
[…] tocando varias islas y procurando avanzar hacia el norte, a pesar de los vientos contrarios. Al llegar al paralelo 26° de latitud norte, el 19 de octubre murió [… antes de su deceso] recomienda a su gente que tratasen de subir hasta los 30° para encontrar vientos propicios; si no tenían éxito, les indicaba volver a Tidore.[22]
Luego de su fallecimiento siguieron otras muertes y un nuevo intento de su gente por encontrar los vientos propicios subiendo hasta 31° sin resultado, los 18 hombres que quedan vuelven a Tidore en diciembre de 1529 para reunirse a los de Hernando de la Torre y con ellos se dirige a Malaca, allí, un capitán portugués los hace prisiones durante dos años en que murieron 10 o 12, mientras los restantes fueron a Goa, donde “algunos lograron viajar a Portugal y Luego a España en 1534, siete años después de su partida”.

·           Expedición de Ruy López de Villalobos. 1542-1547.
Esta expedición fue proyectada originalmente por Pedro de Alvarado en sociedad con el virrey Antonio de Mendoza. La muerte de Alvarado en la guerra del Mixtón, Nueva Galicia, el 4 de julio de 1541 demoró la empresa, retomada luego por cuenta del virrey. La confió a su pariente Ruy López de Villalobos, abogado y marino, residente en 1540 de la Ciudad de México.
La flota sale de Barra de Navidad el 1 de noviembre de 1542, con 6 embarcaciones: Santiago, Jorge, San Antonio, San Cristóbal —piloteada por Ginés de Mafra—, San Martín y San Juan de Letrán —al mando de Bernardo de la Torre—, y una tripulación de 370 a 400 hombres su destino era el archipiélago filipino.
Ruy López de Villalobos.
El 25 de diciembre de 1542 tocaron las islas de Revillagigedo, Corrales, La Anublada (hoy San Benedicto). El 6 de enero de 1543, avistaron varias pequeñas islas y la llamaron los Jardines, eran Eniwetok y Ulithi, descubrieron la isla de Palaos que perteneció a España hasta 1899, cuando fue vendida a Alemania con el resto de las islas Carolinas.
Entre 6-23 de enero de 1543, el galeón San Cristóbal, pilotado por Ginés de Mafra —miembro de las expedición Magallanes-Elcano 1519-1521— fue separado por una tormenta y llegó a la isla de Masagua, hoy Limasagua, en la sureña isla de Leyte.
Dentro de su recorrido por las islas el gobernador de las Molucas, Jorge Castro, exige explicación sobre su presencia en el territorio portugués. En respuesta a éstas el 9 de agosto y 19 de septiembre reivindica su derecho, por estar dentro de la línea de demarcación de la corona de Castilla. El 27 de agosto envía la nave San Juan de Letrán con Bernardo de la Torre como capitán de regreso a México para abastecerse.
En abril de 1544 se embarcó para la isla de Amboina, luego pasan a las islas de Samar y Leyte a las que llamaron Islas Filipinas, en honor del príncipe de España Felipe II. Expulsados por los nativos hostiles, el hambre y un naufragio, se vio obligado a abandonar sus asentamientos en las islas, buscaron refugio en las Molucas donde después de un enfrentamiento con los portugueses fueron encarcelados.
El 4 de abril de 1544 murió “en su celda de la prisión en la isla de Amboina de fiebre tropical o como dijeron los portugueses «de un corazón roto»”. En su lecho de muerte fue atendido por el jesuita Francisco de Jasso, conocido como San Francisco Javier, quien se encontraba como Nuncio del Papa en Asia y en misión evangelizadora bajo protección del rey de Portugal.
Unos 117 miembros de la tripulación sobrevivieron, entre ellos, de Mafra y Guido de Lavezaris. De Mafra redactó un manuscrito sobre la circunnavegación de Magallanes, enviado a España, donde permaneció desconocido, hasta ser descubierto y publicado en 1920.

·           La expedición de Miguel López de Legazpi.
Habían pasado varias décadas del descubrimiento de los archipiélagos de las Molucas y de Filipinas y el regreso a playas de Nueva España, pese a los intentes realizados seguía pendiente. El virrey don Luis de Velasco, interesado en este proyecto, pidió autorización desde 1557 a la corona para enviar juna armada a las islas con el propósito de traer especias y descubrir la ruta de regreso.
Su interés se unió al del rey Felipe II, quien le encargó explorar la ruta de Nueva España a las islas Molucas.
Como capitán general se eligió a Miguel López de Legazpi, eficiente burócrata que había sido escribano y alcalde en México, además empleado de la Casa de Moneda. Como piloto y cosmógrafo se pensó en el experimentado marino Andrés de Urdaneta, quien desde 1552 había profesado como monje agustino.
Miguel López de Legazpi.
El rey escribe a fray Andrés al provincial de su Orden, a uno para invitarlo a ser parte fundamental de la expedición, al provincial para que le permitiese salir del convento a embarcarse rumbo al mundo malayo que también conocía.
En la respuesta a la carta real, Urdaneta dice que “pasa de los 52 años y le falta salud pero estar dispuesto ‘para los trabajos de esta jornada’”.
La tripulación se formó con 150 marinos, 200 soldados, 4 frailes agustinos. Se contrataron pilotos experimentados en España, enroló a su nieto Felipe de Salcedo, se compraron buenos instrumentos de navegación y abundantes rescates. “El costo total de la armada ascendió a 382,468 pesos, más 27,400 pesos y ciertos tributos del pueblo de Michoacán […] algo más de medio millón de pesos”.[23]
Después de siete años de preparación la flota salió del puerto de Navidad el 21 de noviembre de 1564. En alta mar, el capitán Legazpi abre el sobre de instrucciones y órdenes que le había entregado el presidente y oidores de la Real Audiencia de México el 1 de septiembre de 1564. En ellas mandaban dirigirse a la isla de Luzón en las Filipinas, imposición que acató Urdaneta disgustado porque estaba convencido que pertenecían a Portugal y él quería ir al encuentro con Oceanía.
El 2 de diciembre el patache San Lucas, haciendo extrañas maniobras, se perdió de vista.
  
Expedición de Miguel López de Legazpi. 

La expedición atravesó el Pacífico en 93 días y pasó el archipiélago de las Marianas. El 22 de enero desembarcaron en Guam, conocida por isla de los Ladrones, a partir de allí inician un recorrido por las islas en busca de alimentos, de bases, estableciendo relaciones amistosas a través de pactos de sangre. Poco a poco fueron extendiendo los dominios españoles sobre las islas —Samar, Leyte, Punto de Carvallán—, tomando posesión de las tierras para la corona, excepción Mindanoa y las islas Sulú.
Para pasar el invierno deciden establecer un campamento en la villa de Cebú —muy habitada y con buena provisión  de alimentos— a la que llegan el 27 de abril de 1565. Encuentran recelos del gobernador local lo que hace a los españoles desembarcar usando la fuerza, el 8 de mayo inician el trazado para la construcción del fuerte. Ante estos hechos el gobernador se presenta ante Legazpi, acuerdan la paz y hacen el juramento de sangre. Funda allí la villa del Santísimo Nombre de Jesús y la villa de San Miguel, hoy ciudad Cebú que se convertiría en la capital de las Filipinas y base de la conquista de las mismas.
Mientras esto sucede, Legazpi y Urdaneta acuerdan cumplir la otra parte de la misión. El regreso a playas mexicanas. Con ese fin Urdaneta eligió la nao capitana San Pedro que reparó y abasteció para 200 hombres y una travesía de ocho meses; nombró capitán a Felipe de Salcedo, nieto de Legazpi de sólo 18 años, seleccionó los mejores pilotos y oficiales y el viernes 1 de junio de 1565 inició el viaje de retorno, mientas López de Legazpi y quienes se quedaban con él, proseguirían en su empresa de afianzarse en las Filipinas.
Además de las corrientes de superficie, hay en el océano Pacífico otras mucho más lentas, las llamadas corrientes de fondo. Las primeras configuran dos grandes circuitos y reciben denominaciones específicas en las distintas partes de su recorrido.
 Entre arrecifes, corrientes, mareas y calmas fueron saliendo del laberinto de las islas, el conocimiento adquirido en los años que pasó estudiando, preguntando, experimentando las corrientes y los vientos, permitió en su ascenso hasta el paralelo 44° encontrar la corriente de Japón o Kuro Sibo que lo empujará hasta el Oriente.
A los 118 días de navegación el 26 de septiembre de 1565, avistaron la tierra de California y costeando iniciaron el descenso. El 1 de octubre está frente al puerto de Navidad, donde Urdaneta dispone seguir hasta Acapulco al que arriban el día 8, con sólo 18 hombres en pie. Logrando así el tornaviaje, intentado por Gonzalo Gómez de Espinosa, Álvaro de Saavedra Cerón, Ruy López de Villalobos y otros tantos.
 
Cumplidos los objetivos del viaje y pasada la emoción que esto producía quedaba en el archipiélago filipino sostenerse en él. Los portugueses en 1568 y 1569 mandaron una escuadra a la conquista de la recién fundada villa de San Miguel, rechazada en las dos ocasiones, pues su nieto, Felipe de Salcedo, en compañía de su hermano Juan —quien se convirtió en el principal capitán de Legazpi— en 1567 había llegado de la Nueva España a reforzarlo con dos galeones y 300 hombres.
En 1571, Legazpi salió a conquistar Luzón, sometió las islas de Masbate, Mindoro y Cabite, luego Manila sin apenas resistencia. El 24 de junio de 1571, fundó la ciudad de Manila, instaló en ella la capital del archipiélago y estableció su Ayuntamiento. Sometida en 1572 la isla de Luzón —la mayor de Filipinas— se dedicó a organizar su gobernación que le había sido concedida por Felipe II el 24 de junio de 1571, atendió la evangelización confiada a los agustinos, intentó establecer relaciones con China y organizó a Manila como un centro comercial para el tráfico de la especiería y los ricos productos de China y Japón.
Falleció de un ataque de apoplejía el 20 de agosto de 1572.[24]
Así México o Nueva España se encargó de atender desde el siglo XVI a principios del siglo XIX el sostenimiento de la remota posesión española.
Como epílogo de esta reconstrucción histórica sobre la Mar del Sur u Océano Pacífico, tomo los pensamientos que sobre él escribió Manuel Lucena Salmoral:
Poseía un extraño sortilegio gracias al cual pudo permanecer ignorado durante siglos a los ojos de los europeos. Era un océano presentido, intuido, sin nombre; Cristóbal Colón lo buscó con desesperación y murió sin verlo, aunque creyó haberlo surcado. El primer hombre europeo que lo vio fue Vasco Núñez de Balboa, y la maldición cayó sobre él por ver aquello que nadie había visto. No quedó ciego, ni convertido en estatua de sal pero pagó con la vida, y fue la única vez que se ajustició a todo un Adelantado como a un reo vulgar en la plaza pública de una ciudad ribereña de la Mar del Norte. Detrás de él vendría Magallanes, que lo descubrió después de pasar un estrecho y pagó también con su vida el haberlo visto. Lo mismo le ocurrió a Juan Sebastián Elcano sepultado en sus aguas y a tantos otros […].[25]

           El Galeón del Pacífico.
A partir de 1565 se cerró el circuito que durante casi medio siglo de trágicos intentos buscaba establecer “el sueño centenario de llegar al oriente navegando por el poniente, que permitiría establecer la línea marítima.
“La empresa recibió varios nombres: Nao de China, Nao o Galeón de Filipinas, Nao o Galeón de Manila, Nao o Galeón de Acapulco y Galeón del Pacífico”. Mismo que durante 250 años vinculó a las costas mexicanas con las Filipinas. Cuando se advirtió que Acapulco ofrecía más ventajas, el puerto de Navidad fue olvidado.
Bahia de Acapulco

Esta ruta se convirtió en la “más larga y longeva de la historia moderna” no se habría podido establecer —aparte de todos los que murieron en el intento— sin la figura de Andrés de Urdaneta, marino y monje, pero también vecino de la región estudiada en calidad de corregidor de la Provincia de Ávalos, visitador de los pueblos de Zapotlán y sus sujetos, Jiquilpan, Ameca, Amula, de los valles de Autlán y del puerto de Navidad.
Su historia no puede contarse en breves páginas, dejemos pues para cerrar este capítulo la palabra a Fernando Benítez, quien nos habla sobre el galeón.
¿Qué era la Nao de China? Algo que se escapa a la historia, una nave de Turner esfumada en el resplandor del crepúsculo, un tesoro de Aladino que cabalgaba sobre la espalda del océano, un purgatorio marinero, un barco fantasma, la nave de los locos, la ambición de los reyes, el botín de los piratas, la falda de las mujeres, los manteles de Damasco, el pañuelo de los adioses, el sufrimiento humano, la lotería de los pobres, la riqueza de las naciones, el ave del paraíso, esa magia que duró 250 años y que sólo se extinguió cuando el viento de la independencia la echó a pique y que permanece intacta en el fondo del mar.  [26]
Galeon de Manila

           El Hombre
Para tener la visión completa de la reconstrucción histórica, es necesario, junto con la visión espacial y temporal insertar al hombre: hacedor y sujeto de la historia.
Los relatos anteriores nos remontaron en principio al siglo XV y a la península ibérica: España y Portugal son los actores, mismos que se fueron transformando y ampliando a medida de la información o del conocimiento que sobre ellos hemos tenido.
En principio su presencia está apenas difuminada, distante, la divisamos dentro de una masa, cuando los datos empiezan a crecer se va definiendo su figura hasta llegar a la reconstrucción total del personaje. Esta operación mental la hacemos en nuestro trabajo. Para hacer genealogía, primero rescatamos al hombre en su individualidad, para luego unirlo a una familia e insertarlo a una comunidad, región o nación.
Recuperar la memoria histórica de los múltiples actores dentro de un espacio y un tiempo determinado en un reto. Requiere un ejercicio de paciencia, tener claridad en los objetivos, saber que caminos hay que transitar, formular las preguntas rectoras, equiparnos de los medios a nuestro alcance para poder ubicar al hombre en su entorno, tiempo, vínculos familiares, contactos con el exterior. Dialogar con ellos, saber de sus esfuerzos y pesares, qué han logrado, cómo dieron sentido a un territorio, cómo diseñaron y construyeron en él su vecindad.
Los primeros pasos en esta tarea es sacarlos del anonimato, perfilar su silueta, elaborar su pequeña biografía, integrarlo a su familia, recorrer con él o con ellos la geografía la familiar.
Bajo estas premisas he trabajado en el rescate de apellidos asentados en la región y tiempo señalados.
A partir del siglo XVI y por los documentos organicé a los actores para su mejor comprensión y conocimiento en apartados. El 1° lo forman: conquistadores, pobladores, vecinos notables; el 2° funcionarios: alcaldes mayores, corregidores, jueces de residencia o comisión, visitadores, regidores, alcaldes, escribanos o notarios; 3° clérigos: franciscanos, agustinos, dominicos, jesuitas; 4° aquellos que tuvieron intereses económicos: mineros, mercaderes, socios de compañías, agentes comerciales, procuradores o gestores de provisiones, mercedes, nombramientos, oficios públicos y 5° los vecinos que forman el grueso de la población y que con su quehacer y presencia han dado rostro a la región y para este estudio son la materia prima y cuyos resultados ofrecen a otros investigadores nuevos estudios y acercamientos desde diferentes disciplinas y temas.
Había programado hacer un estudio del hombre siguiendo el esquema usado para la visión temporal y espacial pero el tiempo y la extensión de este trabajo lo hace imposible. Sin embargo, a través de los relatos ofrecidos podemos visualizar a ese hombre del Renacimiento: independiente, fuerte de personalidad, creador del espíritu de empresa, de la aventura heroica y gloriosa y del gran capitán, que rompiendo con los marcos intelectuales fijados por la Edad Media, afronta el peligro por fama, renombre, provecho personal. Sin discutir cuántos lo alcanzaron, que precio pagaron.
Finalmente quiero informar que el Estudio Genealógico de Antiguas Familias sigue, que están en borrador dos tomos que pronto verán la luz. Gracias a la generosidad del señor René Rivial León y su familia que han seguido apoyando este trabajo de investigación.
Relación de apellidos de los tomos 2, 3 y 4.


1.          Álvarez / Tostado
2.          Adame
3.          Andrade
4.          Anguiano
5.          Arreola
6.          Árzaga / Álzaga
7.          Barajas
8.          Barreda
9.          Bazavilvazo
10.       Bornsteen
11.       Brizuela
12.       Bueno de Viveros
13.       Calderón
14.       Campos
15.       Campuzano
16.       Carranza
17.       Casillas
18.       Castell
19.       Castolo
20.       Cervantes
21.       Contreras
22.       Cortés
23.       Cueva / Cuevas / Cueva, de la
24.       Chávez
25.       Delgado
26.       Dipp
27.       Dunand
28.       Enríquez
29.       Galván
30.       Galindo
31.       García
32.       Gaytán
33.       Goizueta
34.       Gudiño
35.       Gutiérrez de San Juan
36.       Hassám
37.       Haulón
38.       Hinojosa
39.       Hirschfeld
40.       Huerta
41.       Iguíniz
42.       Jaap
43.       Jaure
44.       Jhostan
45.       Jiménez
46.       Juárez
47.       Lamout
48.       Lancaster Jones
49.       León
50.       López
51.       Lorenzana
52.       Madrid, de la
53.       Magaña
54.       Mallet
55.       Martínez / Martínez Moretín
56.       Medina
57.       Meillon
58.       Mójica / Moxica / Mújica
59.       Montenegro
60.       Montero
61.       Mora, de la
62.       Morales
63.       Moreno
64.       Morett
65.       Morriel
66.       Mossberger
67.       Murguía / Munguía
68.       Olaso, de
69.       Nations
70.       Newton
71.       Ochoa Garibay
72.       Okhuysen
73.       Olivera
74.       Oramas
75.       Orozco
76.       Oviedo
77.       Pardo
78.       Peralta
79.       Pérez / Pérez Milanés
80.       Pérez Ponce de León
81.       Pinto
82.       Pita
83.       Plaza, de la
84.       Porter
85.       Prieto
86.       Quiñones
87.       Rangel
88.       Reyes
89.       Robledo
90.       Sánchez
91.       Sandoval
92.       Sawyer
93.       Schlte
94.       Serrano
95.       Servín
96.       Silva
97.       Sirais
98.       Somellera
99.       Solís
100.    Solórzano
101.    Tamés
102.    Tanabe
103.    Toledo
104.    Toro, del
105.    Torre, de la
106.    Torres
107.    Tortoriello
108.    Ugarte
109.    Vázquez
110.    Vega
111.    Villanueva
112.    Villegas
113.    Vizcaíno
114.    Vizcarra
115.    Walsh
116.    Weber
117.    Wilson
118.    Wright
119.    Zuloaga
120.    Zúñiga





[1] María Guadalupe Paredes López, Apuntes Genealógicos de la Familia Vergara Ochoa, México, Amat editorial, 2007 y Familia León y sus linajes adherentes: Borja, Campos, Galván, Rivial y Servín. Notas Genealógicas, México, Amat editorial, 2007.
[2] La exposición puede consultarse en el CD Memoria de la XVII Reunión Iberoamericana de Genealogía, Quito, 2011.
[3] José Luis Martínez, “Las primeras expediciones a Filipinas” en El Galeón del Pacífico. Acapulco-Manila 1565-1815, México, Gobierno Constitucional del Estado de Guerrero – Instituto Guerrerense de Cultura, A. C, 1992, p. 67. 
[4] Bartolomé Díaz o Bartolomeu Dias, navegante portugués conocido por ser el primer explorador europeo en doblar a principios de 1488 el extremo sur de África, llegando al océano Índico a partir del Atlántico. Partió de Lisboa a comienzos de agosto de 1487, con dirección al sur por la costa occidental de África, tocando puntos como: el Congo, Angola, Namibia, Sudáfrica, alcanzando el punto más lejano del océano Índico el 12 de marzo de 1488. A pesar de su deseo de seguir navegando hacia la India, se vio obligado a regresar presionado por la tripulación, la escasez de provisiones y el deterioro de las naves. Llegó a Lisboa en diciembre de 1488.
Su carrera como navegante declinó al no ser requerido para liderar grandes expediciones. Sin embargo, supervisó la construcción de los barcos San Gabriel y San Rafael y acompañó a la flota de Vasco de Gama como capitán de un barco que tenía como destino San Jorge de Mina, como guía en la primera etapa del viaje hasta las islas de Cabo Verde. Fue también uno de los capitanes y principal navegante de la expedición encabezada por Pedro Álvarez Cabral, la cual exploró primero las costas de Brasil en 1500. Al retomar el rumbo hacia la India el 29 de mayo una tormenta hundió cuatro barcos, entre ellos el de él, pereciendo con todos sus hombres cerca de su más famoso descubrimiento el Cabo de la Buena Esperanza, al que había nombrado Cabo de las Tormentas. (http://es.wikipedia.org/wiki/Bartolom%C3%A9_D%C3%ADaz)
[5] Vasco de Gama célebre navegante y explorador, gobernador de la India portuguesa por breve tiempo. El rey Manuel I al tener la certeza de poder establecer la ruta a la India lo nombra capitán general de una expedición formada por cuatro naves: São Gabriel, São Rafael, São Miguel y Berrio y una tripulación de 170 hombres a su mando. La flota zarpó de Lisboa el 8 de julio de 1497 siguiendo la ruta ya experimentada por navegantes anteriores. Realiza la hazaña marina conocida por volta do mar el 4 de noviembre de 1497.
En este viaje Continuó el viaje a la India hasta donde Bartolomé Díaz se había regresado, prosiguió logrando bordear el contorno de la costa africana y llegar a Calicut abriendo la ruta marítima hasta la India. Dejando algunos portugueses para iniciar la construcción de una factoría inicia el 29 de agosto de 1498 el regreso que le consumió 132 días (contra sólo 23 de la ida), la mitad de la tripulación pereció y muchos restantes estaban gravemente afectados por el escorbuto. De los 148 hombres sólo cincuenta y cinco regresaron y dos barcos. La carabela Berrio más ligera y rápida arribó el 10 de julio de 1499 en agosto llegó la São Gabriel al mando de João de Sá. Vasco de Gama se había separado intentando salvar a su hermano gravemente enfermo, después de sepultarlo regresó a Lisboa en septiembre de 1499.
Recibió el título de Almirante – mor dos mares las Indias una pensión de treinta mil reales anuales que pasaría a sus hijos y otros títulos.
El segundo viaje a la India lo realizó el 12 de febrero de 1502 al frente de una flota de veinte buques de guerra, con el propósito de hacer cumplir los intereses portugueses en el Oriente. Después de encuentros y desencuentros con los gobernantes de la India regresa a Portugal en septiembre de 1503, tras eliminar a los rivales árabes del Índico e instaurar la hegemonía marítima portuguesa en la zona.
En 1519 fue nombrado Conde de Vidigueira y fue enviado de regreso a la India en 1524 —tras permanecer alejado de la navegación durante casi veinte años—, a sustituir al virrey Duarte de Meneses cuyo gobierno había sido desastroso. En el viaje contrajo la malaria después de llegar a Goa. Como gobernador y  segundo virrey de la India portuguesa logró imponer el orden pero murió en Cochin el 24 de diciembre de 1524. 
[6] Pedro Álvarez Cabral fue designado para dirigir la expedición a la India en 1500, siguiendo la ruta recién abierta por Vasco de Gama bordeando África con el propósito de establecer relaciones comerciales en la India y regresar con las valiosas especias. Su Flota de trece navíos siguiendo la costa africana arribó a lo que pensó originalmente era una gran isla, sin embargo al explorar el litoral percibió que la gran masa de tierra podría ser un continente. Enseguida envió un navío para informar al rey Manuel I sobre el descubrimiento reivindicándolo para Portugal: había desembarcado en Brasil. Prosiguió el viaje a la India donde una tempestad provocó la perdida de varios navíos y tuvo problemas con los comerciantes árabes e hindúes. Tuvo existo en las negociaciones de los derechos de comercialización y regresó a Portugal cargado de especias, donde se consideró un éxito la expedición a pesar de las pérdidas humanas y de los navíos.
Más tarde fue sustituido, se retiró de la vida pública y sus logros se olvidaron durante trescientos años, hasta que en el siglo XIX el emperador Pedro II de Brasil lo rehabilitó. Es considerado ahora una de las figuras más importantes de la Era de Descubrimientos.      
[7] Diego Lopes de Sequeira fue enviado por el rey Manuel I de Portugal a reconocer las costas de Madagascar y su potencial industrial, luego pasó a la India. En su viaje que duró años, llegó a Sumatra y Pacem, colocando varios padrãos, recorre lugares preparando fortalezas; en 1509 desembarcó por primera vez en Malaca antes de la conquista de Alfonso de Albuquerque en 1511. Fue nombrado cuarto gobernador de la India portuguesa (1518 – 1522), enriqueciéndose abusivamente. En 1524, bajo el reinado de Juan III asistió a la Conferencia de Elvas y Badajoz, donde Portugal y Castilla se disputaban las Molucas.  
[8] Jorge F. Hernández, “Cronología transpacífica”, en El Galeón del Pacífico…, p. 241.
[9] José Luis Martínez en su artículo, además de sugerir una serie de estudios sobre las Bulas Alejandrinas de 1493 y la supremacía papal sobre las islas de 1091-1493, dice que:
El Tratado, […] marcaba una línea de división que correspondía, aproximadamente, al meridiano 46° 30´ Oeste de Greenwich. Originalmente, según la bula Intercaetera del 4 de mayo de 1493, la línea debía pasar a 100 leguas —que más tarde fueron 360— al occidente y al sur de las islas Azores y de Cabo Verde. Al oriente de esa línea las tierras por descubrir serían portuguesas; al occidente, españolas. Esto dio derecho a Portugal para las tierras de Brasil. óp. cit., p. 68.
[10] Martín Berhaim (Nuremberg 6 de octubre de 1459 – Lisboa 29 de julio de 1507), conocido también como Martín de Bohemia, comerciante, astrónomo, navegante y geógrafo alemán que prestó sus servicios a Portugal, donde vivió la mitad de su vida. Célebre por haber construido el globo terráqueo —más antiguo que se conserva—, a petición de consejero de su ciudad Geor Holzschuher.
Fue miembro de la Junta dos Mathematicos (1484 – 1485), junto con los físicos maestros Rodrigo y Josephe, a quienes el rey Juan II consultaba en cuestiones científicas y técnicas entre los logros de la Junta  fue “la manera de navegar mediante tablas declinación del sol” siendo los portugueses en primero en aplicarlas. El método tuvo bastante aceptación, ya que los cálculos eran más versátiles que los realizados con el astrolabio.
En 1484 el rey Juan II lo despachó junto con Diogo Cão en dos naves con el fin de recorrer el continente africano. Regresaron después de diecinueve meses trayendo granos y especias.
El cronista de la expedición de Magallanes – Elcano, Antonio de Pigafetta en su obra Primo Viaggio Intorno al Globo, relata el conocimiento que tenía Magallanes de navegar por un estrecho muy escondido, habiendo visto en un mapa guardado en la tesorería del rey de Portugal y hecho por Martín de Bohemia, […] “al exponer su proyecto a los Ministros del Rey explicó que el estrecho figuraba ´en una carta marina construida por Martín de Bohemia […] cosmógrafo de gran reputación´”.
Murió muy pobre en el hospital de Todos os Santos de Lisboa.  
[11] Atlas de Historia Universal, Barcelona, Editorial Teide, SA, 1985, p. 9. 
[12] Para tener más datos de su vida y acercarse a su pasión descubridora y a su buena y mala fortuna se sugiere: Manuel Lucena Salmoral, Vasco Núñez de Balboa descubridor de la Mar del Sur, México, Red Editorial Iberoamericana (rei), 1991.
[13] Ibíd., p. 80, subrayado del autor
[14]  […] Que se fijó en 130° 30´ Este, […] el cual pasa algo al este de las Islas Molucas —como lo creía con razón Urdaneta, en desacuerdo con las opiniones españolas. Sin embargo, los portugueses habían llegado antes y defendieron encarnizadamente sus posesiones. Buena parte de las desventuras […] de las expediciones al Moluco […] se debieron a la resistencia portuguesa. José Luis Martínez, óp. cit., p. 72.

[15] Alberto Carrillo Cázares, Partidos y Padrones del Obispado de Michoacán. 1680-1685, México, El Colegio de Michoacán – Gobierno del Estado de Michoacán, 1996, p. 9
[16] Ibíd., p. III.
[17] Con este título, don José Luis Martínez —cuyo artículo está registrado en la cita número 3— presenta el estudio de las cinco primeras expediciones españolas a Oriente. Es un relato ameno, bien documentado y con sugerente bibliografía sobre el tema; mismo que he tomado como fuente y ha inspirado esta ponencia. Se sugiere la lectura.
[18] Javier Wimer, Prólogo, en El Galeón del Pacífico…, pp. 8-9; subrayado del autor.
[19] Tello Mañueco Baranda, Diccionario del Nuevo Mundo. Todos los conquistadores, España, Ámbito Ediciones, 2006, p. 114; José Luis Martínez, óp. cit., pp. 69-72.
[20] José Luis Martínez, óp., cit., p. 80.
[21] Tello Mañueco Baranda, óp. cit., p. 180; José Luis Martínez, óp. cit., p. 73-74.
[22] José Luis Martínez, óp., cit., pp. 80-81.
[23] José Luis Martínez, óp., cit., p. 85.
[24] Existen varios autores que se han ocupado de Miguel López de Legazpi, entre ellos Thomas Hillerkus, Diccionario Biográfico del Occidente Novohispano. Siglo XVI. Tomo J-L, México, Universidad Autónoma de Zacatecas – Unidad Académica de Estudios de las Humanidades y las Artes, 2011, p. 213; Anexos árboles: 49, 50 y 51, pp. 111-115, contiene datos familiares y tres árboles genealógicos; Miguel Romero de Solís, Andariegos y Pobladores. Nueva España y Nueva Galicia (Siglo XVI), México, Colegio de Michoacán – Archivo Histórico del Municipio de Colima – Universidad de Colima – conacultafonca, 2001, p. 269; la página de internet – unam del doctor Javier Sanchiz Ruiz, tiene el estudio de su descendencia hasta el siglo XX por la línea de su hijo Melchor López de Legazpi Garcés y su nieto García Legazpi Albornoz.
[25] Lucena Salmoral, óp. cit., p. 5.
[26] Fernando Benítez, “Introducción” en El Galeón..., p. 39.



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